1). El coimeo de promotores, directores y/o profesores por parte de algunas editoriales para que éstos recomienden sus libros, es una práctica antiquísima que recién ha creado escándalo porque “Panorama” soltó una especie de “vladivideo” del soborno. La medida ministerial de pedir a las editoriales que publiquen los precios oficiales de los libros es correcta, pero será poco eficaz, porque hay otros medios de coimear.

El problema principal está en los colegios y no en las editoriales: cómo escogen los libros. Los libros son diferentes porque cada editorial tiene un enfoque pedagógico diferente, otra selección de material, presentación didáctica, hilos conductores conceptuales, ejercicios, etc. Lo que los colegios deberían preguntarse es cuál de las series de libros convergen mejor con la propuesta pedagógica del colegio y escoger los libros en función de eso, en vez de dejar que cada profesor escoja el que le da la gana.

Si una coima es un factor definitorio, es porque el promotor o director están en la luna respecto a lo que hacen los profesores; o, si son ellos los receptores de la coima, lo que los padres deberían preguntarse es cuánto vale la educación y capacidad ética de esos colegios, las cuales se expresarán no solo en ese sino en muchos otros temas. Los verdaderos educadores no sacrifican calidad por coima.

2). El gobierno dice que hemos crecido como nunca, pero que hay dificultades administrativas para gastar toda la plata del presupuesto. Sin embargo, a los escolares de la escuela pública les dan libros de 5 soles con la obligación de devolverlos a fin de año para que los usen luego otros niños.

Estoy en desacuerdo con esa política. Esos libros -y los del plan lector- deberían ser obsequiados a cada alumno, para que en su casa puedan ir constituyendo una pequeña biblioteca personal, y además permitirles revisar temas que pudieran haber estudiado en años anteriores -cuando lo requieran-, cosa que no pueden hacer si es que tienen que devolver los libros a fin de año. Para lo que cuestan los libros por economías a escala, ese gasto adicional estaría perfectamente socialmente justificado.

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