27-11-2009 Especial América Economía
http://www.americaeconomia.com/370722-Cero-a-la-izquierda.note.aspx
Cero a la izquierda: Son muchas las necesidades y poco lo que se ha hecho en materia educativa en el Perú; y que se haga tomará tiempo en rendir resultados.

Educación peruana: baja calidad y poca infraestructura.

 

Si existiera un ránking de las frases comunes más pronunciadas en los últimos 50 años en el Perú, es muy probable que el primer lugar, y con una amplia ventaja sobre el segundo, lo obtenga: «Para salir del subdesarrollo hay que invertir en educación». Paradójicamente esta es la frase menos aplicada.

 

«Los gobiernos del Perú de las últimas décadas han sido indiferentes a las necesidades de la infancia para que sea sana y estimulada y han sido ciegos a las virtudes de una buena educación y los réditos que genera invertir en investigación, ciencia y tecnología», dice el especialista en educación León Trahtemberg. «No veo cómo eso cambiará hasta el 2011».

 

Con una propuesta que analiza los impactos económicos de la escasa inversión en educación, Trahtemberg refiere que la mejor opción es alcanzar un crecimiento basado en el desarrollo y exportación de actividades con importante volumen de valor agregado, es decir, apostando por el procesamiento industrial de las materias primas, como lo hacen Finlandia, Taiwán, Corea del Sur, Singapur, Canadá, Israel, Suiza, Noruega y Dinamarca, lo que permite un PIB muy grande que deja altos márgenes de impuestos para que el Estado atienda mucho mejor las necesidades sociales y de infraestructura.

 

A decir del especialista, un gran problema de la «mala educación» que han acumulado muchos de nuestros gobernantes es que «no pueden ver que sin invertir en educación, ciencia y tecnología, sin producir valor agregado a nuestras materias primas y sin una intensa promoción del bienestar social colectivo, no habrá desarrollo ni paz social».

 

No obstante, el presidente del Consejo de Ministros, Javier Velásquez Quesquén, defiende la actual administración. «El gobierno ha afrontado desde el inicio los factores que condicionan la calidad de la educación», dice. «No solamente se trata de construir colegios sino mejorar la calidad de la educación. Hemos capacitado y estamos capacitando 60.000 maestros. Emitimos la Ley de la Carrera Magisterial, nos hemos propuesto la meta de incorporar 60.000 maestros a esta nueva norma, lo que significa que sus remuneraciones se verán duplicadas o triplicadas. Ya hay cerca de 15.000 maestros que están ganando esos nuevos sueldos». Velásquez Quesquén señala que los resultados no serán obtenidos en el corto plazo. «Pero puedo asegurar que el año 2021 estaremos mejor que en el 2011», dice.

 

Al presidente del Consejo de Ministros no le gusta hacer comparaciones con países del Asia por una sencilla razón: «tenemos que consolidar nuestro propio modelo de desarrollo». Y agrega: «Luego debemos dar un gran salto con la innovación tecnológica, es decir, darle valor a nuestra producción». Hasta aquí pareciera coincidir con Trahtemberg. El problema es que el primer ministro emplea la expresión «luego». La pregunta es ¿cuándo? Una respuesta la podemos encontrar cuando el ministro de Economía y Finanzas, Luis Carranza, demanda que se demuestre cómo cada dólar invertido producirá mejoras medibles en los indicadores convencionales, antes de autorizar la asignación de los presupuesto para innovaciones educativas.

 

Al exponer su concepto de presupuesto por resultados, Carranza sostiene que la lógica del mismo es el indicador de desempeño. «¿Cuál es tu logro educativo? ¿Cuánto más saben tus alumnos? Esto es lo que tenemos que medir en cada escuela y en cada niño. Entonces este es el primer paso para avanzar hacia una verdadera reforma no sólo en el tema de educación, de salud, sino en general, en todo el Estado», dice.

 

No obstante, Trahtemberg no está de acuerdo con Carranza. Para él significa condenar al pésimo sistema educativo peruano a perpetuarse sin posibilidad de arriesgarse a vivir experiencias innovadoras que puedan ser disruptivas y producir saltos en la calidad.

 

La educación es una tarea pendiente en el Perú. Es común que los escolares peruanos ocupen los últimos lugares en los concursos.

 

El especialista refiere que Singapur, China y Corea del Sur son fábricas de inventores, patentes e innovaciones con gran valor agregado, gracias a una excelente educación escolar a la que le dedican 6% del PIB, lo que les permite pagarles a los profesores -todos postgraduados- US$ 4.000 mensuales. «Otro 3% del PIB lo invierten en investigación, ciencia y tecnología. Exportan bienes y servicios con alto valor agregado que les permite tener un PIB per cápita de entre US$ 25.000 (los asiáticos) y US$ 45.000 dólares al año (los europeos)», dice Trahtemberg.

 

En cambio -añade Trahtemberg- en el Perú apenas invertimos 3% del PIB en educación y 0,1% en investigación, ciencia y tecnología. «Nuestro PIB per cápita bordea los US$ 4.000 anuales y la recaudación fiscal apenas alcanza para pagarle US$ 350 a los maestros. «Valdría la pena que el ministro Carranza nos informe cómo con ese tipo de estrategia de desarrollo sin recursos humanos innovadores puede ser viable el Perú, incapaz de inventar, innovar y producir gran valor agregado para las materias primas»