Durante mucho tiempo en el Perú se ha asociado la educación gratuita con la educación pública, y la gestión de la educación pública con aquella que se realiza mediante el pago directo por parte del estado de las planillas de remuneraciones de profesores y directores. Esto ha ido de la mano con un sistema de contratación y nombramiento de profesores de la escuela pública basado en concursos públicos y reglas de juego propias de la actividad pública.
Sin embargo, hay países en el mundo en los cuales existe una versión de educación gratuita que es de gestión privada. Es decir, que para todos sus efectos opera como educación privada pero es financiada por el estado y es gratuita para los estudiantes. Esto ocurre por ejemplo en Nueva Zelanda y Australia, y parcialmente -con una parte de los colegios- en países como EE.UU. y Chile. Estos colegios reciben del estado el dinero que necesitan para funcionar, pero no lo reciben en la forma del pago directo de las planillas estatales, sino a través de cheques o vales que el estado entrega a cada padre para que lo aplique al colegio privado de su elección. De esta manera se combinan las ventajas de la educación gratuita con las ventajas de la educación de gestión privada, que según todos los indicadores conocidos es más eficaz y tiene mejores reflejos que la pública y por lo tanto produce alumnos con mejores niveles de aprendizaje.
Sin embargo, no siempre los padres de familia entienden claramente cómo funciona este modelo. Por otro lado hay que estar alertas de que cualquier modelo de gestión tiene características propias que dependen de la idiosincrasia de los docentes y padres de familia del país en el que se experimenta. Por lo tanto, si el Perú quisiera ensayar este modelo de gestión privada de la educación pública gratuita, previamente debería desarrollar una experiencia piloto de la cual sacar las principales conclusiones.
¿Cómo podría hacerse este piloto? Aquí adjunto una sugerencia. Imaginemos que el estado escoge dos distritos populosos, y en cada uno construye y equipa 4 colegios para 480 alumnos c/u (16 secciones). Destina a cada uno un presupuesto mensual para 24 maestros, 1 director, 1 subdirector, 1 secretario, 1 persona de servicio, 5% de este total para gastos generales y 10% para la administración. Unos 35,000 soles mensuales ó 72 soles por alumno, (que es el costo mensual por alumno estatal que se gasta actualmente en el Perú) a entregarse a los padres de familia mediante talonarios con vales mensuales para el pago del colegio.
El estado contrataría un concesionario por cada colegio (por licitación) para que lo administre y tenga la contabilidad auditada. Este concesionario contrataría al director y todo el personal requerido para su operación bajo el régimen de actividad laboral privada. Sus ingresos procederían de lo que se recaude al hacer efectivos los vales de 72 soles que pagarían los padres. A la par, el estado establecería convenios con 4 colegios privados de la zona debidamente acreditados que quisieran captar alumnos a razón de 72 soles mensuales, de modo que hubiera otro modelo de gestión con el cual comparar la efectividad del trabajo escolar.
El estado contrataría por licitación a una universidad para monitorear esta experiencia por 3 años, publicando anualmente sus hallazgos, incluyendo los resultados de las pruebas anuales de rendimiento en lenguaje y matemáticas que serían idénticas para estos 8 colegios y otros 4 colegios estatales similares que no entrarían en la experimentación pero que servirían como grupo de control. A principio del primer año, los 4 colegios nuevos empezarían con 480 alumnos c/u. Sin embargo, desde el final del 1er año, los padres tendrían el derecho de cambiar a sus hijos de colegio. Al final de cada uno de los 3 años, se haría un ranking de los 12 colegios en función de diversos indicadores que deberían incluir el rendimiento de los alumnos en las pruebas comunes.
La evidencia internacional nos enseña que probablemente la gestión privada de los recursos públicos y la competencia den lugar a que los colegios estatales experimentales gratuitos logren un mejor desempeño que los estatales tradicionales, pero ambos quedarían por detrás de los colegios privados que reciben alumnos pagados con vales. Analizadas y documentadas las conclusiones, el modelo podría repetirse en otras poblaciones que lo deseen con lo que empezaríamos a acumular en el Perú nuevas experiencias en gestión educativa. Así, a igualdad de gasto estatal por alumno, los padres elegirían la forma de gestión y los alumnos aprenderían más manteniendo la educación gratuita.