En el artículo anterior titulado “Escasez de ingenieros” reseñé un reporte de Richard Milne del Financial Times del 16 de junio del 2008 que ilustra cómo se está tratando de interesar en Alemania a los niños desde los tres años en actividades que los motiven hacia la ciencia y tecnología y a entender lo antes posible “cómo funcionan las cosas”. Esto se debe a la escasez de ingenieros altamente calificados y la falta de estudiantes que se estén formando en carreras tecnológicas, por lo que varias empresas líderes como Siemens, Burkert, Weidmuller, ThyssenKrupp y Bosch han empezado a invertir y desarrollar actividades para niños de inicial, procurando así asegurar la futura provisión de ingenieros requeridos para la industria alemana. Esta vez reseñaré el caso de los EE.UU. país al que le urge mantener la capacidad de innovación tecnológica que está viendo disminuída año a año a juzgar de diversos índices de competitividad, como la producción de artículos científicos, nivel de estudios técnicos y número de alumnos dedicados a las ciencias y la ingeniería. EE.UU. requiere detectar las causas del creciente desinterés juvenil por las carreras de ingeniería y encontrar las estrategias y mensajes que convenzan a los estudiantes para estudiar carreras técnicas. Eso es lo que hizo la Academia Nacional de Ingeniería (NAE) de Estados Unidos con el apoyo del Instituto de Tecnología de Georgia cuyo reporte aparece reseñado por Eduardo Martínez en http://www.tendencias21.net del 9 de julio del 2008. La primera constatación del informe es que las matemáticas y la ciencia ya no son las materias que más interesan y desafían a los estudiantes, los cuales además no tienen interiorizada una idea positiva sobre las capacidades y el rol social de los ingenieros como personas creativas a la hora de resolver problemas, que ayudan a diseñar el futuro y realizan un trabajo que es esencial para la salud, la felicidad y la seguridad de las personas. Sólo el 2% de los estudiantes norteamericanos que terminan el bachillerato de secundaria hacen una carrera científica; sólo el 15% de los universitarios se titulan en ciencias o ingeniería, frente al 38% de Corea del Sur o el 47% de Francia; y todo esto en momentos en que sólo el 14% de los estudiantes sigue una carrera universitaria, frente al 70% de hace 30 años. Se estima que el 60% de los nuevos empleos que se crean en el país requieren formación científica o de ingeniería, pero que sólo el 20% de los candidatos potenciales reúnen estos requisitos. Aunque cada año se gastan millones de dólares para aumentar la comprensión pública de la ingeniería, la mayoría de estas actividades de divulgación están mal coordinadas y no resultan eficaces. El informe pretende ser una respuesta a esta necesidad usando las técnicas de investigación de mercados. Se presentan y analizan los resultados de un trabajo de campo que incluyó cuestionarios telefónicos a 3.600 personas. Buscó determinar la percepción social que hay sobre la ingeniería y los contenidos de los estudios asociados a estas carreras. El estudio descubrió que aunque solo un 15% considera aburridos los estudios de ingeniería, cada vez son más los jóvenes que no disfrutan con las matemáticas y la ciencia como para convertirse en ingenieros. Esto lleva a la conclusión de que hay que resaltar otras excelencias de las carreras técnicas para convencer a los estudiantes a orientar sus estudios en esta dirección. El informe sugiere usar nuevos mensajes para abordar nuevas sensibilidades, presentando estas carreras como profesiones atractivas que ponen en juego valores como la creatividad y el trabajo en equipo, además de los beneficios personales y las habilidades técnicas que proporcionan los estudios de estas carreras. En suma, se trata de aplicar las más sofisticadas técnicas de comunicación, que no son usuales en la ingenierías, para presentar una imagen renovada del ingeniero, que lejos de responder al estereotipo del técnico aislado e inaccesible, sea percibido como un profesional cercano a la sociedad que resuelve problemas y aporta soluciones que benefician a muchos. Este problema no sólo afecta a Estados Unidos. También lo padecen Japón y Europa, pero aplican soluciones distintas. En Europa, tal como lo reseñé en el articulo anterior sobre Alemania, son las empresas las que se están abocando al tema y han decidido empezar por los centros de educación inicial para interesar a los niños por las ingenierías. En Japón, según el NYT, las empresas utilizan campañas publicitarias para captar ingenieros. Estados Unidos quiere ir mas lejos planteando una estrategia más profunda: recrear la imagen social del ingeniero de modo que esta profesión pueda aparecer como más atractiva para las nuevas generaciones de norteamericanos y con ello recuperar el camino ascendente hacia la competitividad.