En los países industrializados, el 10% de la población que tiene los mayores ingresos económicos recibe el 29.1% de los ingresos totales, lo que significa 12 veces más que el ingreso del 10% inferior de la población, que recibe el 2.5% del ingreso total.

 

En Estados Unidos, la proporción es 15 veces (30% contra 2%). En América Latina es 30 veces (48% contra 1.6%). En el Perú es 50 veces (37% versus 0.75%). Eso significa que cuando el Perú crece, la mayor parte del crecimiento se va a incrementar la riqueza del 10% superior, con lo que la brecha entre ricos y pobres aumenta. Al 2005, el PBI había crecido 20% con respecto al 2001, pero la pobreza se había reducido tan sólo en 3% (del 54.3% al 51.6%).

Paul Krugman*, de Princeton, señala preocupado la hiperconcentración de los ingresos y la riqueza en manos de una cada vez más pequeña y privilegiada élite. Sostiene que si bien en sociedades desiguales a mayor educación mayores ingresos –muy visible al comparar el 20% superior con el 80% restante–, eso no se debe al crecimiento del ingreso de los asalariados, sino al crecimiento exponencial de los ingresos del 1% superior de la población.

Cita el estudio de Dew-Becker y Gordon “¿Adónde se fue el crecimiento de la productividad?”, que muestra que entre 1972 y 2001 los sueldos de quienes se ubicaban en el percentil 90 (correspondientes al 10% superior) aumentaron en 34%, en cambio los del percentil 99 (el 1% superior) aumentaron 87%, los de quienes se ubicaban en el percentil 99.9 crecieron en 181% y los ingresos del percentil 99.99 aumentaron en 497%.

Entonces, si bien es cierto que la inversión en educación sigue siendo relevante para el ascenso socioeconómico y el acceso al empleo, en el nivel del 1% superior el tema ya no pasa por tener o no educación, sino por las relaciones de poder y el mercado, que están diseñando una sociedad cada vez más oligárquica y corrupta.

El aplaudido quinquenio del crecimiento macroeconómico peruano no ha ido acompañado de suficiente reducción de la pobreza, porque la ineficaz acción del estado no ha permitido que los sectores más pobres y excluidos hayan tenido acceso a mayores beneficios, como sí ha tendido a ocurrir con los sectores de mayores ingresos. Esto ha hecho más visible la situación de exclusión de millones de peruanos pobres. Si esto no se cambia de inmediato, preparémonos para el “shock político” del 2011 (o antes).

 

*Paul Krugman, profesor de la Universidad de Princeton y columnista del New York Times; La República 27 03 2006 “La Falacia 80-20”