1) Si la educación peruana fuera una empresa, estaría quebrada. El 70% no cumple los objetivos preestablecidos. Pocos dominan la comprensión lectora, redacción y cálculos básicos, pese a haber estudiado 2,500 horas de cada materia. 2) La inversión per cápita en educación de calidad en el Perú puede representarse metafóricamente como una vacuna contra la polio. Si se aplica una dosis estándar a un niño, se previene la enfermedad, pero si por ahorrar se divide en 3 y se aplica 1/3 a cada uno de 3 niños, ninguno quedará vacunado. Hay mínimos de inversión en calidad por debajo de los cuales dar o no educación da lo mismo. ¿Tiene sentido meter masivamente niños y jóvenes a colegios y universidades estatales desfinanciados para que al cabo del tiempo egresen sin las capacidades que la institución supuestamente les permitió adquirir? Es más, los barrenderos, policías, maestros y microempresarios le financian la educación universitaria estatal gratuita a los futuros médicos o ingenieros, que al egresar acumularán fortuna sin retribuir ni un centavo a la universidad que los formó con dineros fiscales, aportados por los impuestos de gran cantidad de consumidores pobres cuyos hijos en su mayoría jamás llegarán a la universidad. 3). El Estado peruano asume que los niños nacen a los 5 años, edad en la que recién los empieza a atender masivamente el sistema educativo. Los niños peruanos pobres que han pasado sus primeros 5 años de vida desatendidos, subestimulados, mal nutridos y deficientemente tratados en su salud, llegan a la escuela primaria estatal como si fueran futbolistas que entran al 2do tiempo de un partido en el que ya van perdiendo 6 a 0. Por si fuera poco, las exigencias a los pobres desde el 1er grado son las mismas que tienen los niños suizos que acumularon 4 años previos de estimulación preescolar. Por eso sólo sobreviven en la escuela peruana los alumnos que se parecen a los suizos, es decir, la clase media o alta. El resto, es inducido al fracaso. 4). El precario presupuesto educacional del 2009 sólo agrava el problema. El MEF no tiene sentido común.