No recuerdo ministro o viceministro de educación alguno en los últimos 40 años que haya dicho “señores, hemos fracasado. No logramos sacar adelante la educación peruana”. Esto se debe a dos razones. La primera, que la cultura política peruana es triunfalista y poco autocrítica. Así, antes de leer informe oficial alguno ya sabemos qué va a decir. Lamentablemente eso no contesta la pregunta de porqué si cada vez estamos mejor a decir de nuestros funcionarios, resulta que cada vez estamos peor a decir de los evaluadores nacionales e internacionales más serios.

 

La segunda, es la tendencia oficialista de ver la pequeña parte llena del vaso, mientras los analistas nos escandalizamos por la enorme parte vacía. En esencia, el gobierno nos pide que seamos pacientes y complacientes con sus (magros) logros. Los analistas críticos, le pedimos al gobierno que sea más ambicioso, autoexigente, autocrítico, innovador, porque por el camino que vamos no lograremos nunca que todos los peruanos tengan acceso a una educación que les de oportunidades de acceder a una vida ciudadana digna y un trabajo decoroso.
Veamos algunos ejemplos:

 

El gobierno se complace con que el 20% de alumnos de 2do grado tengan nivel suficiente de lectura y aritmética. Yo reclamo por el 80% que perdió su tiempo 2 años en el colegio sin lograr esa alfabetización básica.

 

El gobierno pide el aplauso por rehabilitar algunas grandes unidades escolares en abandono, con gran impacto electoral. Yo reclamo por la incapacidad de terminar la reconstrucción de colegios en Ica, especialmente Pisco, pese a que prometió hacerlo en un año, aunque eso tenga menos impacto electoral en Lima. Además, conceptualmente, ya pasaron a la historia las Grandes Unidades Escolares. Hoy en día se requiere colegios más pequeños, capaces de crear un ambiente de familia y vínculos cercanos entre director, profesores, alumnos y padres.

 

El gobierno pide el aplauso por haber creado centralizadamente en Lima el Colegio Secundario Mayor para darles una educación estatal de mayor calidad a 900 jóvenes, de 3ero a 5to de secundaria de todo el Perú, que tengan antecedentes escolares destacados. Yo planteo que más allá de la discusión del modelo pedagógico escogido (sobre cuya pertinencia tengo serias dudas) este es un proyecto incoherente en dos sentidos 1) En pleno quinquenio de la descentralización se hace centralizadamente un colegio mayor, pudiendo haber hecho en todo caso uno en cada región, usando de manera más lúcida los recursos que gastaron en rehabilitar las grandes unidades escolares. 2) El gobierno no tiene ninguna experiencia en el manejo de internados. No quiero imaginar lo que va a pasar con 900 adolescentes de ambos sexos, sacados de sus hogares y círculos de amistades locales en sus provincias de residencia, viviendo en Lima 24 horas al día juntos en un internado alejados de sus familiares.

 

El gobierno pide reconocimiento por haber alfabetizado 800 mil analfabetos, según auditoría internacional realizada por consultores del convenio Andrés Bello. Yo pregunto 1) ¿Porqué se contratan consultores que no son expertos en alfabetización, cuando hay expertos en el tema? 2) ¿Qué significa estar alfabetizado para los parámetros del gobierno? ¿Reconocer un nombre y poderlo escribir? ¿O acaso saber leer fluidamente un texto en el periódico y poder realizar las 4 operaciones aritméticas básicas? Se prefiere no informar los logros que obtienen los alfabetizados y remitirse solamente a las cifras oficiales de alfabetizados que aparecen en la publicidad gubernamental.

 

El gobierno pide reconocimiento por el proceso de municipalización de la educación, mientras yo pregunto ¿porqué según la Defensoría del Pueblo y el Consejo Nacional de Educación ese proceso es poco menos que un desastre?

 

Y así yo podría seguir dando infinitos ejemplos de cosas que el gobierno elogia complaciente y triunfalistamente, mientras que analistas sedientos de logros más rápidos como yo señalamos lo mucho que falta para dejar de estar entre los coleros de la educación mundial.

 

Yo no me cuento entre los que aplauden la obra educacional del gobierno.