Si preguntaran lo mismo en España, Israel, Alemania o Suecia, las autoridades mayoritariamente les dirían que sí, con plena convicción, por respeto al criterio de los padres y las necesidades de los niños. En el Perú, recién ahora -tras dos meses de cuarentena- las autoridades dicen que sí, sin mayor convicción y permiten a regañadientes la salida de los niños, como se observa en las restricciones horarias y de espacio (que muchos no van a cumplir al igual que con las otras normas).

La concepción de ciudadanos que siempre han tenido los gobiernos peruanos, se parece mucho a la de los regímenes militares, cuyas huellas están instaladas en el ADN nacional.

En vez de apostar por educar y delegar responsabilidades a la población cumpliendo previamente con el rol de informar, se apuesta por ordenar, controlar, normar restricciones de modo general y amenazar con castigar. Lo mismo se observa en la actividad económica.

Ya es hora de dejar de ser una nación trabada e ineficaz, con mucho discurso oficial y poca efectividad práctica, y pasar a una priorización inteligente de limitados controles, con mucha información, educación y convocatoria a la responsabilidad ciudadana».

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