Tratemos de imaginar qué gobernante recién electo de qué país podría dar un discurso en los términos siguientes: “Los resultados de las evaluaciones internacionales PISA 2006, la más prestigiosa a nivel mundial, mostraron… un diagnóstico crítico de desigualdades educativas, que vulneran de diversas formas el derecho a la educación… Estamos ante una oportunidad histórica para la educación… Hace décadas que no tenemos un escenario tan oportuno para la implementación efectiva de políticas capaces de enfrentar las desigualdades y mejorar los aprendizajes de los alumnos. Si no se aprovecha esta oportunidad, será muy difícil que los políticos vuelvan a confiar en invertir prioritariamente en educación. La gran pregunta es cómo lograr saldar la brecha entre las importantes leyes sancionadas y los críticos resultados concretos de aprendizaje. Un primer paso implica una toma de conciencia por parte de las autoridades políticas de esta oportunidad: lo que no se hace en los primeros meses de gobierno es probable que no se intente después…. Para ello es clave contar con un Estado fuerte, con recursos, equipos formados y un gobierno de la educación democrático y profesional. Además, se requieren nuevas propuestas, experiencias exitosas y vínculos con la comunidad de especialistas, que lleven a los ámbitos de la toma de decisiones las mejores alternativas para construir políticas pedagógicas para las masas, asumiendo el desafío universal de la calidad educativa… Hay mucho por hacer desde la política educativa, que no sólo debe gestionar lo existente o vivir apagando incendios. Los sindicatos docentes, por su parte, tendrían que ser conscientes de esta oportunidad para dar tregua en sus métodos de lucha (no en sus demandas, siempre vigentes y justas, frente a años de postergación). Lograr que estos primeros meses de gobierno sean aprovechados para el planeamiento educativo sería central, para mostrar una voluntad generosa de confianza en las capacidades del Estado de atacar los problemas críticos de la educación. Luego habrá tiempo para fortalecer los reclamos, si la política pública no está a la altura de lo que se le demanda. Tampoco deben quedar ajenos los docentes, los actores sociales y las familias, que muchas veces se pasan de mano en mano las culpas como si no hubiese espacios para comprometerse con el crítico diagnóstico. Para ello, los gobiernos deberían generar más canales de participación social, que abran la educación al debate público”. Este texto podría corresponder a cualquier gobierno latinoamericano. En este caso, se trata de una columna editorial de “El Clarín” de Argentina haciendo alusión al nuevo gobierno de Cristina Kirshner (“En educación, viene lo más difícil”; Clarín.com 20/2/2008). Ocurre que los problemas centrales de la educación regional son muy similares, y leer un diario de Argentina, Brasil, Panamá, Chile o Guatemala nos lleva a los mismos contenidos que encontramos cotidianamente en el Perú. Así mismo, la expectativa de que el APRA en sus primeros 100 días de gobierno hubiera dado pasos trascendentales en dirección a un relanzamiento de la educación peruana, hubieran calzado perfectamente con lo escrito en El Clarín. Ya han pasado 20 meses del gobierno aprista y aún hay pocas novedades en el tema educativo. Si bien se ha puesto en agenda el tema magisterial, los diversos debates y evaluaciones más allá de mostrar radiografías preocupantes no aluden a un cambio en la calidad educativa en el corto plazo. Si queremos ser competitivos debemos cerrar las brechas educativas, lo que sólo será posible si nos arriesgamos a inventar nuevos modelos y estrategias que reconfiguren el esfuerzo estatal por la educación. Esas iniciativas brillan por su ausencia. Por ejemplo ¿qué se ha hecho para que los alumnos de 2do grado mejoren su capacidad lectora, luego de dos años de la evaluación censal de todos lo alumnos de ese grado? ¿Qué se ha hecho para incrementar la cobertura educativa estatal de niños de 0 a 5 años? ¿Qué se ha hecho para mejorar el desempeño de los alumnos que terminan la secundaria y aspiran a ingresar a la educación superior? ¿Qué esfuerzos se han hecho para que ya esté vigente operando el SINEACE? ¿Qué se ha hecho para que el sistema universitario se oriente a producir investigación capaz de generar patentes que permitan al Perú colocar productos nuevos con valor agregado peruano en el mercado mundial? Tenemos la obligación de ser impacientes y exigentes, porque cada día que pasa sin avanzar, en esencia estamos retrocediendo. Existe una ruta trazada por el Consejo Nacional de Educación a través del Proyecto Educativo Nacional. Si tan solo el gobierno iniciara su puesta en marcha de manera integral, estaríamos dando pasos adelante para heredarle al próximo gobierno una reforma en marcha que puede adquirir mayor impulso con la inercia ganadora que dan los primeros 100 días de gobierno.