Ponencia para el CADE de Estudiantes 5/6/2003

Muchas veces los periodistas me preguntan ¿qué se puede hacer para mejorar la educación peruana? Yo suelo contestarles “nada”. Tal como están las cosas, no se puede “mejorar” nada. Se sigue dando vueltas en trompo con soluciones que no tienen opción de mejorarnos. Hay que reformularlo todo.

Si alguien me preguntara ¿cuál es tu diagnóstico rápido y fácil de comunicar respecto a la educación peruana? le diría: si colocaramos a todos los países del mundo en un orden de mérito en educación del 1 al 200, el Perú estaría aproximadamente en el 170. Si pretendiéramos hacer lo que actualmente intentan hacer reputados países como Chile o Costa Rica, eso nos colocaría en unos años quizá en el puesto 140. Seguiríamos en el tercio inferior.

Si queremos luchar contra la pobreza nuestro reto debería ser llegar al tercio superior. Resumiendo, SI QUEREMOS QUE LAS COSAS SALGAN BIEN, ¡NO LAS HAGAMOS MAL! SI LAS HACEMOS MAL, NO ESPEREMOS QUE SALGAN BIEN. Así de simple podría ser el resumen de lo que pasa con la educación peruana.

¿Cómo hacer las cosas para que sí salgan bien? Creo que hay que incorporar al análisis diversos aportes originales tanto de educadores como de no educadores. Cuando uno habla con un médico, un agrónomo, un psicólogo, un ingeniero sobre el desarrollo futuro del Perú, a los 5 minutos le están hablando de educación. Entender la educación pasa por allí; todos tienen algo que decir; cada uno encuentra que en algún lugar de su propuesta de desarrollo peruano se produce un impedimento por problemas con la educación. De modo que una de las cosas centrales que hay que hacer es escuchar a los no educadores hablar de educación. Sin duda para mí, la mayoría de los problemas de la educación atañen a actores y a asuntos extra escolares, que no son propiamente pedagógicos o didácticos. En esta concepción es que se amarran la educación, la salud mental, los derechos humanos y la responsabilidad social que dependen unos de otros. Es más, la salud mental de una nación depende de su capacidad de respetar los Derechos Humanos de su población. Por eso debemos ser capaces de extender los principios establecidos en la Declaración de los Derechos del Niño de 1959 a aquellos ámbitos que conciernen a su salud mental. Por ejemplo el principio 4 que dice que “el niño…tendrá derecho a crecer y desarrollarse en buena salud” y el principio 7 que dice que “El niño tiene derecho a recibir educación… y llegar a ser un miembro útil de la sociedad. El interés superior del niño debe ser el principio rector de quienes tienen la responsabilidad de su educación y orientación”.

Veamos algunas situaciones de la vida cotidiana que atentan contra esos derechos, por falta de la debida responsabilidad social.

1). DECISIONES DE FUERA DE LA ESCUELA QUE CONDENAN A LA ESCUELA. DE LO “POLÍTICAMENTE CORRECTO” A LO “ÉTICAMENTE CORRECTO”

A las evaluaciones del concurso docente del 1/3/2002 y del 9/3/2002 se presentaron 95,219 docentes titulados de los cuales aprobaron con once solamente 2,900 o sea el 3%. Sin embargo, fueron nombrados 22,000 aproximadamente. Es decir, el Ministerio de Educación nombró de por vida a 19,100 docentes que el propio Ministerio considera incompetentes, y ha puesto en sus manos a 800,000 niños al año. Dicho sea de paso, los nombrados de los últimos 10 años proceden de los mismos institutos pedagógicos y facultades de educación de los que proceden los 95,219 docentes aludidos. Eso significa que la mayor parte de los alumnos peruanos están a cargo de profesores que no reúnen las condiciones necesarias para el ejercicio docente.

2). DECISIONES DE LA ADMINISTRACIÓN MINISTERIAL QUE CONDENAN A LOS NIÑOS. MALTRATO Y DAÑO PSICOLÓGICO

¿Qué mayor daño psicológico existe que aquel que sufre el 80% de los alumnos peruanos que ingresan a 1er. grado de primaria y no logran terminar al cabo de 11 años su 5to. grado de secundaria? Según cifras ministeriales, de ese 80% casi todos sufrirán una o más repitencias y la mitad desertará sin llegar a terminar el colegio. Convengamos que cada repitencia y deserción significan un tremendo golpe a la autoestima del alumno, un atentado contra su salud mental, una huella de fracaso que quedará grabada en su psiquis para toda la vida, salvo un infrecuente trabajo de rehabilitación.

3). ESTILOS PEDAGOGICOS QUE CONDENAN A LOS NIÑOS

LOS ALUMNOS PASIVOS DEPENDIENTES.

Cuando educo a mis hijos, estoy educando a mis nietos. Hay una transitividad en las huellas que dejo de una generación a otra. Lo mismo es aplicable a los formadores de maestros y maestros.

La enfermedad más común en los colegios y universidades peruanas es la apatía, que no es más que la expresión de una experiencia pasivo-dependiente de los peruanos educados desde pequeños para que sepan callar, obedecer, depender y agradar, características típicas de un sistema autoritario y represivo.

Una de las consecuencias de esta educación es que los niños aprenden a obedecer ciegamente, callar las discrepancias, y el día que se convierten en autoridad, exigen lo mismo de sus subordinados (caso típico el del ex presidente Alberto Fujimori).

4). EN LA ESCUELA NO HAY TIEMPO PARA LO IMPORTANTE

EL ATENTADO DE TARATA

Hace diez años ocurrió el atentado de Tarata, calle de Miraflores(Lima) donde un coche bomba de Sendero Luminoso destruyó un edificio, causando incendios y decenas de muertos y heridos. Esa noche además hubo un apagón general en Lima. La televisión y radio nacional e internacional cubrieron ese evento toda la noche. El país estaba en peligro. Sendero Luminosos seguía su avance arrollador. La población estaba en pánico.

Frente a este episodio, pedí a mis 20 alumnos de sicología de la Universidad Católica que cada uno vaya a 20 colegios diferentes a preguntar qué se hizo al día siguiente del atentado de Tarata en los colegios de Lima. En 95% dijo que no se hizo nada. En el 2% de los casos el director había alertado a los alumnos por su seguridad. En el 3% de colegios, principalmente religiosos, hicieron una oración por los muertos. No había tiempo ni voluntad de hablar el tema con los alumnos. No estaba en el programa. Había que hacer la clase de Matemáticas, Historia, Literatura e incluso Educación Cívica, de acuerdo al programa pre establecido.

No contento con esto pedí que investiguen qué se hizo en las facultades de educación e institutos de formación de maestros al día siguiente de Tarata. La respuesta era la misma. Nada. Ese día, como tanto otros, los alumnos aprendieron la mejor lección de educación (cívica) de su vida. En el colegio no hay lugar para lo importante. ¿Puede una educación cívica que demanda relevancia y oportunidad limitarse al cumplimiento de un programa pre establecido?.

5). ACTORES EXTRA ESCOLARES AFECTAN LA TAREA EDUCATIVA

DE LA CONTAMINACIÓN AMBIENTAL A LA CONTAMINACIÓN MENTAL. IMPACTO DELOS MEDIOS

Hay cientos de estudios que demuestran que el consumo excesivo de televisión afecta la salud física (stress, ansiedad, problemas con la vista, efecto de la radioactividad, enfermedades músculo-esqueléticos,) y la salud mental de los espectadores.

Los medios de comunicación especialmente la televisión tienden a normalizar la corrupción (hacer “normal” lo censurable), normalizar lo marginal, burlarse de la autoridad, cosificar a la mujer, erotizar y promover la sexualidad prematura, normalizar la temporalidad de las relaciones de pareja, etc.

Sin embargo, la sociedad adulta pretende usar la escuela como una lavadora. Le pide a ella que haga lo que la sociedad adulta no quiere hacer ni asumir. (Ed ciudadana, valores, educación sexual, prevención de los vicios y la sexualidad precoz, etc). Por lo tanto, nada cambiará. La regla de juego con la que se mueven los adultos es: el negocio (el bien particular) es más importante que los valores (el bien común). Las instituciones hacen lo que les da la gana sin control social alguno. En ese marco ¿puede la escuela educar en valores?

6). NUEVO PARADIGMA: TODO POR LA ESTABILIDAD ECONÓMICA

LAS RAZONES DE ESTADO APLASTAN LAS RAZONES ETICAS

Llama mucho la atención ver cómo la estabilidad económica se ha convertido en el nuevo valor universal en nombre del cual se justifica todo. “El fin (la estabilidad económica) justifica los medios (cualquier acción política, así no sea muy ética)”. Cuando los líderes empresariales opinaban en el 2000 sobre las razones por las que convenía la continuidad del entonces Presidente Fujimori, aludían a la estabilidad económica como imán para las inversiones. Cuando el ex Presidente Fujimori o el ex Primer Ministro Salas comentaban sobre las razones de Estado que los llevaron a pedir el asilo político de Vladimiro Montesinos en Panamá, argumentaron sobre la importancia de mantener la estabilidad política para no alterar la estabilidad económica del país. Cuando los conductores de los programas políticos o noticiosos entrevistan a sus invitados suelen colocar la estabilidad económica como el fin supremo en nombre del cual hay que organizar la política nacional.

En el episodio del levantamiento de Arequipa de junio 2002, el argumento que usó el gobierno fue que había que privatizar por razones económicas. El argumento de los arequipeños era “dejen de manipularnos, explotarnos, mentirnos, mecernos”.
Me pregunto si alguna vez habrá cabida para considerar la razón ética, como la madre de todas las “razones de Estado”.

Ninguno de los actores centrales de la marcha política y económica de país encumbran las razones éticas ni la responsabilidad social. Por lo tanto, no hay cabida para el respeto a los Derechos Humanos en la agenda nacional. Para que se respeten los DDHH tiene que haber una consideración a los seres humanos como personas y no como medios u objetos. Creo que ese es el reto. Reconocernos como personas, no como objetos, y reconocer que cada uno tiene algo que decir, aportar y hacer, desde cualquier lugar o profesión en el que le toque actuar. Solo en la medida que tengamos personas capaces de confrontar estereotipos, lugares comunes y paradigmas obsoletos, lograremos el cambio.

Tal como lo sugirió Baltazar Caravedo el domingo pasado en el programa de radio que conduzco en RPP, “solamente la existencia de individuos transformadores harán posible que una sociedad cambie su rumbo”.

Creo que tenemos que animar a estos individuos transformadores para que no se dejen vencer por la apatía y la inconformidad. Cada vida que se salve, cada alumno que se eduque mejor, cada profesor que se supere, cada líder íntegro que sea apreciado, marcarán una diferencia. Luego, sumandos uno a uno, se conformará una masa crítica capaz de reformular los valores y vínculos entre los peruanos. Asumir ese reto de ser individuos transformadores aunque a veces solitarios, constituye la base de nuestra responsabilidad social.

Al respecto hay una anécdota jasídica que me parece que grafica bien el reto:

Hace unos siglos, un rabino predicaba en la plaza pública y cientos de feligreses lo escuchaban hablar de la importancia de la vida correcta, de los valores, de la necesidad de procurar la justicia y solidaridad en las relaciones humanas. Poco a poco, conforme la apatía, pasividad y corrupción se abrían paso, eran cada vez menos las personas que lo escuchaban en su prédica semanal. Hasta que un buen día un vecino lo observó predicando solo, al vacío, porque no había nadie que lo escuchara. Ante eso le preguntó, dígame rabino, ¿porqué sigue predicando en la plaza pública cuando no hay nadie que lo escuche?
A lo que contestó “predico en la plaza, porque así garantizo que al menos yo no me olvide del contenido de mi prédica. Eso deja abierta la esperanza de que algún día nuevamente más gente escuche”.