En “Formar ingenieros desde educación inicial” reseñé las estrategias de Alemania para asegurar una creciente provisión de ingenieros y técnicos necesarios para mantener la competitividad empresarial y nacional. Esta vez comentaré sobre EEUU que está pasando por un declive en su competitividad y capacidad de innovación tecnológica y un descenso notable en el número de alumnos dedicados a las ciencias y la ingeniería. Un estudio de la Academia Nacional de Ingeniería (NAE) produjo un reporte relevante reseñado por Eduardo Martínez en http://www.tendencias21.net el 9 de julio del 2008. La primera constatación del reporte es que las matemáticas y la ciencia ya no son las materias que más interesan y desafían a los estudiantes, los cuales además no tienen interiorizada una idea positiva sobre las capacidades y el rol social de los ingenieros como personas creativas a la hora de resolver problemas, que ayudan a diseñar el futuro y realizan un trabajo que es esencial para la salud, la felicidad y la seguridad de las personas. Sólo el 2% de los estudiantes norteamericanos que terminan el bachillerato de secundaria hacen una carrera científica; sólo el 15% de los universitarios se titulan en ciencias o ingeniería, frente al 38% de Corea del Sur o el 47% de Francia; y todo esto en momentos en que sólo el 14% de los estudiantes sigue una carrera universitaria, frente al 70% de hace 30 años. Se estima que el 60% de los nuevos empleos que se crean en el país requieren formación científica o de ingeniería, pero que sólo el 20% de los candidatos potenciales reúnen estos requisitos. El reporte basado en cuestionarios telefónicos a 3,600 personas descubrió que cada vez son más los jóvenes que no disfrutan con las matemáticas y la ciencia como para convertirse en ingenieros. Sugiere aplicar las más sofisticadas técnicas de comunicación, que no son usuales en la ingenierías, para presentar una imagen renovada del ingeniero, que lejos de responder al estereotipo del técnico aislado e inaccesible, sea percibido como un profesional creativo, que trabaja en equipo, muy sensible a las necesidades de la sociedad a la que le aporta soluciones de beneficio común. En suma, sugiere recrear la imagen social del ingeniero de modo que esta profesión pueda aparecer como más atractiva para las nuevas generaciones de norteamericanos y con ello recuperar el camino ascendente hacia la competitividad. ¿Estarán lidiando con preocupaciones similares los colegios de ingenieros del Perú?