«The Lancet» (BBC News 27/5/2005) informa sobre la migración de médicos y enfermeras de países pobres hacia países ricos, menoscabando sus capacidades médicas, que de por sí ya están severamente afectadas por las insuficiencias de sus precarios sistemas de atención en salud. En 24 naciones africanas hay sólo una facultad de medicina y en 11 de ellas ni siquiera una.
Hay 12,500 médicos africanos en Gran Bretaña, gran receptor de médicos y enfermeras de Sudáfrica, Zimbabwe, Nigeria y Ghana. Hoy en día en Gran Bretaña el 31% de los médicos y el 13% de las enfermeras son extranjeros (en Londres las cifras suben a 23% y 47%, respectivamente), mientras que en Francia y Alemania son el 5%.
Según la OMS, el número de médicos por cada 100,000 personas es 329 en Francia, 253 en EEUU, 166 en Inglaterra, 69 en Sudáfrica, 27 en Nigeria, 9 en Ghana, 5.7 en Zimbabwe. En Ghana sólo hay 1,500 médicos. En Zambia sólo quedan 50 de los 600 médicos formados desde su independencia. En Uganda sólo hay 10 enfermeras por cada 100,000 personas, la décima parte de Inglaterra. En este proceso migratorio universal, EEUU es el gran ganador: los médicos de Tanzania, Kenya o Nigeria migran a Sudáfrica; los sudafricanos migran a Nueva Zelanda o Gran Bretaña; los británicos migran a Canadá y EEUU, y los canadienses migran al sur de EEUU.
A las naciones africanas les ha costado 400 millones de dólares entrenar a los médicos y enfermeras que emigraron de sus países, aunque esa cifra es muy pequeña en comparación a lo que habría costado formarlos en Europa o EEUU. Así, resulta que además de tener que comprar a altos precios los equipos y las medicinas patentadas en el Primer Mundo, éste succiona a los africanos su personal de salud.
Las tendencias migratorias de los profesionales latinoamericanos y asiáticos no son muy diferentes a las africanas. Eso obliga a un país como el Perú a preguntarse si quiere permanecer pasivo como exportador de profesionales de la salud altamente calificados cuyos talentos son aprovechados por el Primer Mundo, o si hay lugar para políticas que los incentiven a quedarse en nuestro país bajo adecuadas condiciones de vida y trabajo. Por lo demás, si en lugar de gastar millones de dólares en tantos consultores extranjeros el Perú apelara a sus talentos nacionales, ¿no habría más recursos para retenerlos?