Desde mi artículo “Otro impromptus: Evaluación docente” (29/09/2006) hasta el excelente artículo de Patricia Arregui “Evaluación docente: urgente y necesaria, pero no así ni ahora” (Perú.21, 17/12/2006) mucho se ha escrito señalando las limitaciones técnicas, logísticas, distorsiones conceptuales y deficiencias de la convocatoria a la evaluación de docentes y los mecanismos e instrumentos a utilizar para dicha evaluación. Espero que el ministerio lo tome en cuenta para mejorar estas evaluaciones. Pero ahora corresponde evaluar el momento político. Sin duda, la negativa del Sutep a que los maestros sean evaluados, los pobres argumentos para oponerse y el hurto de la prueba diferida que el ministerio atribuye al Sutep han permitido al presidente García y al ministro Chang lograr una victoria política y mediática, independientemente del número de maestros que asistan el 8 de enero a la postergada evaluación. Porque los pasos siguientes, si se toman inteligentemente, dependen más del aprovechamiento de la ventaja política de haber arrinconado al Sutep que del número de maestros que asistan a la evaluación. La coyuntura parece ideal para promover la promulgación de la nueva Ley de Carrera Pública Magisterial. El presidente García encendió el ambiente; el ministro Chang y los viceministros han organizado el proceso y dado la pelea mediática manteniendo la ofensiva en el tema; los medios de comunicación, la opinión pública, el Acuerdo Nacional y la Confiep han apoyado la evaluación. Incluso la presidenta del Congreso, Mercedes Cabanillas (aun arriesgando votos magisteriales para el 2011), ha apoyado activamente la evaluación. Además, el Congreso dispone en el corto plazo de una mayoría casi automática conformada por el APRA, UN y los fujimoristas, que le permitiría aprobar fácilmente dicha ley. Todo eso ha arrinconado al Sutep, al cual muchos atribuyen el sabotaje de la prueba prevista para el pasado día 20. Mientras vienen los próximos rounds (clases desde el 1 de marzo, no habrá aumentos, etc.), el gobierno debería sacar el máximo provecho del capital político y mediático acumulado poniendo a debate y promulgando la nueva Ley de Carrera Pública Magisterial. En ella quedará instalada la evaluación docente periódica como un componente obligatorio para la permanencia y ascensos en la carrera docente y las mejoras remunerativas. Sin embargo, terminado este round, hay que lavar la cara de los buenos maestros, que han quedado con la misma imagen negativa que los “malos maestros”.