La renuncia del economista Lawrence Summers a la Presidencia de la Universidad de Harvard ha desatado polémica en EEUU. Acusado por el patronato de hacer comentarios sexistas y racistas sarcásticos (por los que se disculpó), fue forzado a renunciar, aunque al parecer esos sólo fueron pretextos, ya que en otros casos no hubieran ameritado el retiro de un ejecutivo tan brillante.
Summers logró en cinco años expandir las fronteras de la universidad y crear nuevos laboratorios de avanzada como el “Harvard Stem Cell Institute”, en el que juntó a diferentes investigadores de Harvard, MIT y de diversos hospitales para trabajar en investigación interdisciplinaria de gran escala, que es la que crecientemente irá definiendo las ciencias modernas. Presionaba para aumentar las exigencias en ciencias naturales, matemáticas, genética y orientarse hacia la globalización, chocando con los consejos de facultad de Artes y Ciencias, cuyos decanos y catedráticos tienen un enorme peso ante el patronato.
Según William J. Stuntz (The New Republic online, 27/2/2006), las verdaderas razones de la separación tienen que ver con la incapacidad de la comunidad académica harvardiana de adaptarse a los cambios que exige el siglo XXI, por lo que augura la caída de Harvard. En su carta de renuncia, Summers hace notar que Harvard está perdiendo su habilidad para evolucionar y adaptarse a los cambios que demandan los nuevos tiempos, debido a la creciente complacencia académica. Considera que una comunidad de profesores cuya edad media se acerca los 60 años debe pasar por un proceso de renovación para mantenerse en la vanguardia. Esto demandaba atraer, desarrollar y retener a los académicos más promisorios del país, que son los que van a definir el futuro de sus disciplinas. Para ello desarrolló una política de enrolamiento en Harvard de estudiantes e investigadores talentosos que incluso eran becados si carecían de recursos, poniendo en riesgo la permanencia de los catedráticos antiguos.
¿Hacia dónde girarán las preferencias de los nuevos universitarios cuando se percaten de la caída de Harvard y sus similares que la imitan? Quizá serán las universidades de China e India las que dominen el mundo, o se recoloquen las británicas Oxford o Cambridge en el tope de la escala. Lo único que se puede afirmar por el momento es que en 50 años más el mundo de las instituciones de educación superior se verá muy diferente al actual.