Los datos mundiales sobre la educación, según UNESCO 1997, PISA 2003 y el Global Competitiveness Report 2007-2008 del Foro Económico Mundial indican que somos los coleros del mundo en la educación. Curiosamente estamos en el puesto 15 en protección al inversionista y en el puesto 131 -el último- en la calidad de la educación primaria; es decir somos de los mejores en proteger a los inversionistas y los peores en proteger a la infancia. Esa es la fractura socio-económica que atraviesa a todo el Perú, región por región, incluyendo por supuesto a ICA. Cuando la educación deja de ser el vehiculo de la movilidad social, la escalera para salir de la pobreza, estamos frente a un suicidio social, porque la escuela deja de ser una promesa de igualdad para convertirse en una condena a la desigualdad perpetua. Eso está en la base de todo movimiento revolucionario anti-sistema ¿Qué hacen los gobiernos frente a eso, uno tras otro? Una serie de acciones sueltas y diversas, puntuales, cada una valiosa en sí misma pero al estar desarticuladas del resto carecen de capacidad alguna de elevar la calidad de la educación peruana. Ahora se trabaja en la alfabetización, evaluación de docentes y alumnos, se agrega una hora de clases a la secundaria urbana, se entregan algunas laptops a alumnos rurales, se hacen algunos capacitaciones docentes, pero nada de eso por sí solo eleva la calidad si es que –además de hacerse bien- no se hace de manera holística, con políticas y acciones simultáneas que tengan efectos sinérgicos unos con otros. Por otro lado, todas esas medidas solo sirven parcialmente para sostener o en el mejor caso levantar el piso de la mediocre educación pública peruana, pero no tiene ningún efecto en elevar el techo, la vanguardia de la educación peruana. No son los analfabetos o niños pobres con una laptop los que van a crear de inmediato la ciencia, tecnología que hará que el Perú genere patentes y se vuelva en un país altamente competitivo con el primer mundo. Para ellos se requiere de inmediato de instituciones de vanguardia, colegios, institutos y universidades de primera línea, comparables con Harvard, MIT, Tokio, Taiwán, Beijing, Sorbona, Oxford… Ni una universidad peruana figura entre las mejores 500 del mundo en los diversos rankings. Los logros en inventos y patentes peruanos son ínfimos en el contexto mundial. Siendo así ¿quién levantará le techo de la educación peruana para alcanzar elevados logros en ciencia y biotecnología que nos coloquen en el mapa de la competencia mundial? Aquí hay una notable oportunidad para los empresarios. En lugar de enfocarse en hacer lo mismo que el estado, podrían asumir una tarea más ambiciosa como por ejemplo preguntarse ¿en qué podemos ser los números uno en el mundo? Los empresarios deben aportar su capacidad de innovación y de ser competitivos con los # 1 del mundo con los que compiten. Por ejemplo ¿porqué no podemos hacer una universidad estrella, de excelencia, similar al MIT que sea la #1 en el mundo en temas de biodiversidad, pesquería o minería? Si se propusieran un objetivo ambicioso como ese, realmente pondrían a prueba su capacidad emprendedora y empresarial, su inteligencia, experiencia, visión, contactos… sería un reto de envergadura e impacto nacional capaz de entregarle al Perú un logro maravilloso con capacidad de generar orgullo y elevar nuestra autoestima por poder hacer cosas de nivel mundial. Una manera de iniciar este empeño por hacer cosas notables y ambiciosas, es la de asumir el liderazgo del relanzamiento educativo de la región ICA y convertirla en la región #1 en la calidad de la educación peruana. ¡Qué mejor aporte de los empresarios que articular esfuerzos con las diversas entidades públicas y privadas de la vida iqueña para ponerse esa meta y empujar hasta lograr convertir a ICA en la vanguardia de la educación peruana! Eso le daría un norte a la región, promovería la integración de los diversos esfuerzos sociales, tendríamos indicadores para analizar los avances, la medición de logros y lo que es más importante, colocaría una bandera para el desarrollo social de la región con la que todos puedan identificarse y trabajar por ella. ¿Qué le falta a ICA para lograrlo? Hay universidades, institutos, profesores, empresarios muy exitosos, autoridades involucradas, mesas de trabajo regionales con proyectos muy avanzados, dinero de las donaciones mineras, mística para salir adelante, profesionales y ejecutivos talentosos…. Muchos colegas reconocidos incluyéndome estaríamos dispuestos a sumarnos a un esfuerzo así. ¿Qué falta? Solo la decisión. Y si se logra en ICA, todo el Perú seguiría sus pasos y con ello se generaría un efecto de imitación que elevará la calidad de toda la educación peruana.