Los desfiles escolares de corte militar que realizan los escolares con motivo de las celebraciones patrióticas nuevamente han levantado polémica, esta vez a propósito de la resolución 267-2001-ED del 14/6/2001 por medio de la cual se aprobaron las “Normas y Procedimientos para la Celebración del 180 Aniversario Patrio”.
Las declaraciones tomando distancias del desfile escolar por parte del ministro Marcial Rubio y del Vice Ministro Idel Vexler levantaron polémica por parte de quienes sostienen que los desfiles escolares son valiosos para la formación cívica e inspiran a los alumnos a asumir conductas patrióticas, opinión que no comparto.
Por razones históricas vinculadas a la enorme influencia ejercida por los gobiernos militares sobre la educación peruana, el Perú se convirtió en uno de los pocos países democráticos que incluyó la instrucción pre militar y los desfiles escolares en su currículo escolar. Sin embargo, en estos tiempos de fortalecimiento democrático y revisión del rol de las Fuerzas Armadas en el desarrollo del país, bien vale la pena revisar qué sentido tiene todo esto.
En mi opinión en un país que está buscando que fortalecer su ciudadanía deliberante y su cultura democrática, no podemos seguir pensando que el desfile escolar de tipo militar sea la única ni la mejor manera de expresar la emoción patriótica por la Independencia del Perú, más aún ahora que en el Perú ni siquiera existe servicio militar obligatorio.
Los colegios no son cuarteles ni centros de formación de soldados que tengan que aprender a marchar. Los maestros no tienen porqué asumir el rol de oficiales. La pedagogía moderna postula una disciplina que es precisamente la opuesta a la militar que exige la obediencia a los superiores sin discutir ni opinar. Los maestros deben educar hacia la confrontación de ideas, la libertad del pensamiento, el juicio ético previo a cualquier acción, antes que la mera obediencia.
Los colegios deben ser centros de formación de ciudadanos críticos y democráticos, la mayoría de los cuales cuando adultos se desarrollarán en la vida civil, y tendrán que saber expresar sus emociones y afectos patrióticos con actividades de este ámbito. Es decir, que en lugar de realizar actividades que contengan la rigidez y marcialidad de un desfile militar, debieran contener más bien la alegría, frescura e informalidad de una juventud sana y motivada hacia las diversas expresiones de la recreación y la cultura.
No está de más señalar que participar en desfiles escolares militares no es ni remotamente una garantía de civismo ni patriotismo. Malos peruanos como Montesinos, los generales Hermosa, Villanueva, Malca entre tanto otros militares corruptos que están presos, han marchado en muchos desfiles a lo largo de su vida escolar o militar y eso no ha producido actitudes muy patrióticas que digamos. Pensar que un desfile escolar inculca valores es tan relativo como pensar que leer la Biblia convierte al lector en un hombre de bien. Los contra ejemplos son innumerables. Dediquémonos a educar en lugar de marchar.
Por si fuera poco, el DS 0007-2001 publicado el 13/2/2001 en El Peruano establece que el uniforme escolar no es obligatorio y que para quienes preparen desfiles escolares no se podría consumir más de 20 horas de clases para dicho entrenamiento. Sin embargo para el desfile escolar se exige el uniforme escolar y además se consumen mucho más de 20 horas de entrenamiento. En nombre de un valor (el desfile) sus defensores trasgreden otro valor, es decir, violan las propias normas que rigen las actividades del sector.

REFLEXIÓN

Yo felicito al Ministerio de Educación porque de una vez por todas ha dejado establecido que el desfile escolar no es obligatorio, y ningún colegio puede ser obligado a asistir a los desfiles escolares. Aquellos que por razones tradicionales quieran continuar con su desfile, que lo hagan, siempre que no consuman más de 20 horas de clases de acuerdo al decreto supremo 007. Pero aquellos que no lo deseen podrán expresar su festejo patrio de diversas otras maneras: pasacalles, festivales artísticos, danzas, exposiciones, actividades musicales, eventos deportivos y recreativos, etc.
Las celebraciones patrióticas no tienen porqué tener un halo marcial y solemne. Pueden perfectamente ser una ocasión festiva, alegre, divertida, emotiva, recreativa, lo cual se puede lograr de múltiples maneras.
Así mismo me parece muy bien que se haya eliminado la competencia entre colegios, que por un lado es muy arbitraria, y por otro lado desdice la idea de que todos somos parte de un festejo en el que no tienen porqué desarrollarse rivalidades ni tampoco producir ganadores y perdedores.