Permítanme compartir con ustedes lo esencial de la entrevista que me hiciera la prestigiosa revista “Cuestión de Estado” en su número de marzo 2004.

1) La reforma educativa hoy, ¿es un problema de enfoque y gestión institucional?.
En primer lugar es un tema ético que concierne a los líderes políticos y otros líderes de opinión principalmente los padres, maestros y figuras públicas que aparecen en los medios de comunicación (de la política, empresa, farándula y deportes). En ese sentido el presidente es el primer educador del país, secundado por sus ministros, congresistas y jueces. En segundo lugar es un tema político. Si la educación no está en la agenda de quienes no son educadores profesionales, me refiero a las cúpulas políticas y empresariales dentro y fuera del gobierno y los medios de comunicación, la sociedad peruana no tendrá la fuerza de colocar el tema en la agenda y se mantendrá como marginal por mucho tiempo.
Finalmente es un problema de gestión. Todo el dinero del mundo no alcanza para mejorar la educación de un sistema trabado, mal diseñado, que no funciona, y que es altamente ineficiente e incompetente. La débil formación de los maestros y de los alumnos no se va a resolver solamente con más dinero, libros, guías o capacitaciones porque viene de mucho más atrás y se proyecta igualmente deficiente para los próximos años.
Se requiere un nuevo enfoque de gestión que por supuesto se base en una visión compartida de la educación que incluya también claridad de conceptos desde lo pedagógico.

2) ¿Qué consideraciones elementales deberían regir una política educativa de emergencia para la escuela rural,?;
No puede haber una política educativa eficaz que esté desconectada de los componentes económicos y sociales en los que está contextualizada la población que asiste a la escuela. En ese sentido, las políticas educativas no deberían diseñarse aisladamente en el Ministerio de Educación como se acostumbra a hacer, equivocadamente. Deberían trabajarse en mesas de trabajo en las que hayan cuando menos representantes de los sectores sociales, economía y trabajo. Sin embargo, no debemos dar por descontado que una escuela unidocente y multigrado tenga que estar condenada al fracaso. Depende de cómo los profesores la abordan, los materiales, etc. como ocurría al principio con «Escuela Nueva» en Colombia.
Lo que sí es insustituible es el buen maestro. Una política de captación de buenos maestros adecuadamente capacitados es la mejor política educativa en esos casos.

3) ¿Qué soluciones hay abiertas para redefinir el perfil de la carrera magisterial en medio del compromiso pendiente de una nueva alza de salarios para los maestros y del fuerte corporativismo de la institución magisterial?
Lamento ser escéptico. Creo que buena parte de la actual generación de maestros peruanos ya llegó a su techo. Con mucha vocación y esfuerzo hacen lo mejor que pueden, en base a la (deficiente) formación que muchos de ellos recibieron en las instituciones formadoras y los escasos apoyos adicionales que reciben de las autoridades.
Por supuesto que siempre encontraremos buenos maestros. Supongamos que el 50% hace o tiene buenas posibilidades de hacer un buen trabajo, si es que se les apoya adecuadamente. ¿Y el 50% restante? Estos son 150 mil maestros que tienen en sus manos a 4 millones de niños. A eso hay que agregar 60,000 maestros titulados en las mismas instituciones formadoras que están en lista de espera y otros 150,000 estudiantes de pedagogía que en los próximos 5 años engrosarán la lista de espera. Todos ellos formados en las mismas instituciones muchas de las cuales no han dado una formación adecuada.
Creo que si no hay ingresos laterales de otros profesionales a la carrera docente bajo esquemas de doble titulación para profesionales de doble carrera, una de ellas de educación, no habrá una oferta de recursos humanos significativamente más sólidos que los que actualmente tenemos disputándose las pocas plazas docentes disponibles cada año (unas 7,000 por año).
Así que se requiere una política de apertura de la carrera magisterial que, más allá de los celos profesionales de quienes abogan por la exclusividad de la pedagogía para quienes se sumergieron 5 años en un ISP o facultad, debe permitir la entrada de otros profesionales de la psicología, ciencia, administración, sociología, etc.
Por lo demás, esto también convendría a los 200,000 maestros peruanos titulados que estarán en lista de espera para una plaza estatal en los próximos 5 años, que si tuvieran un segundo título simultaneo tendrían muchas más opciones de no estar desempleados.