Hay educadores que dicen que les parece peligroso que los analistas presentemos las terribles cifras de la educación peruana de una manera demasiado dramática, porque podría crear una sensación de inutilidad de la escuela pública, minando la escasa confianza que todavía tiene la ciudadanía en la escuela. Sostienen que fortalecer el desprestigio de la escuela pública solo conduce a incrementar las voces que abogan por su privatización. Esa es la aparente estrategia que en EE.UU. utilizan lo sectores políticos conservadores del gobierno de Bush que quieren avanzar con la privatización de la educación, vía charters, vouchers u otros modelos de concesión.
Como frecuentemente los políticos y sindicalistas docentes buscan que estereotipar a los analistas (incluyéndome) ubicándolos en una u otra posición política o ideológica, aprovecharé el tema para clarificar en esta columna mis posiciones al respecto. 1) No creo en la privatización de la escuela pública ni me parece posible. 2) Creo que la catástrofe educacional en el Perú es tan grande que si no la gritamos a todos los vientos poco se hará para transformarla. 3) Creo que un sector de la educación privada es tan o más deficiente que la educación pública, en todos los niveles, por lo que mi crítica no se focaliza en la inoperante escuela pública sino en la matriz de pensamiento educativo retrógrado, voluntarista y dogmático que existe en el Perú. 4) Creo que algunas características de la gestión de la escuela privada exitosa deberían ser incorporadas a la gestión de la escuela pública, sin renunciar al financiamiento estatal ni a la gratuidad. En cuanto a la educación superior considero que las actuales estrategias de financiamiento de las universidades públicas deben ser reformuladas para asegurar mayores ingresos a las universidades, aunque no provengan del tesoro público.
¿Qué significa eso? Reconocer que un colegio privado exitoso es aquel que tiene un estatuto de fundación que orienta clara y específicamente su proyecto educativo y un director con liderazgo y capacidad de decisión que lo conduce. El director encarna los valores del ideario institucional y es quien selecciona a los profesores y administrativos para que conformen un equipo que comparta ideales, mística y criterios pedagógicos, capaz de movilizar a la institución hacia sus metas. Cuenta con un directorio, APAFA o comunidad educativa que apoya las iniciativas del desarrollo institucional y que participa en su engrandecimiento. Así mismo, el padre de familia pagante puede ejercer el derecho de escoger el colegio que quiere para su hijo(a) y cambiarlo de colegio cuando está insatisfecho, inscribiéndolo en otro centro educativo con diferente perfil pero similar costo.
A la escuela pública le están vedadas todas esas atribuciones. No tiene un ideario específico más allá de los lineamientos nacionales que define el Ministerio de Educación por igual para 60,000 colegios, sin que cada colegio pueda autónomamente crear e implementar su propio Proyecto Educativo Institucional. No se designa directores con amplios poderes para que puedan cumplir con sus responsabilidades, incluyendo la selección de los docentes idóneos para el proyecto educativo específico de cada institución. No le dan facilidades para despedir a los profesores que no encajan o perturban la marcha institucional. Hay una notoria heterogeneidad de profesores que llegan al colegio derivados por las USEs o por algún concurso externo que no pasan el filtro del director. Además, una vez nombrados tienen estabilidad laboral de por vida en el colegio. Los padres de familia sienten que no tienen mucho que decir por lo que usualmente eligen a sus representantes con mucha displicencia, los cuales no pocas veces solo se interesan por el manejo de los fondos recaudados. Finalmente la comunidad no tiene nada que decir porque nadie rinde cuentas de nada. Si los alumnos no lograron los objetivos del año nadie se entera porque no se mide ni se informa. Por último, los padres no pueden ejercer el derecho del cliente de cambiar de colegio a su hijo(a) si no están contentos, porque no tiene alternativas adónde mandarlo. Son prisioneros del colegio que el estado les provee gratuitamente.
Así las cosas, la educación pública es poco viable. Necesita nuevas herramientas de gestión. Esa es mi preocupación y es la razón por la que levanto la voz cada que puedo. A todos debería dolernos lo que pasa en las escuelas peruanas y el derroche improductivo de dinero público en modelos educativos y de gestión que son obsoletos e inviables. Si eso se llama ser privatizador o tremendista…. que así sea.

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