La mar de noticias sobre el pésimo rendimiento escolar de los peruanos oculta algunas islas de extraordinaria calidad, que adecuadamente destacadas y difundidas podrían convertir al Perú en un tremendo atractivo turístico educativo, un exportador de brillantes ideas en educación y una fuente de justificado orgullo nacional. Veamos algunas muestras, empezando con el reconocidísimo Instituto Ann Sullivan, ganador del Premio Humanitario “Reina Sofía”de España por el excepcional trabajo con niños con severo retardo mental, autismo y problemas emocionales o sociales, así como el CPAL en problemas de audición y lenguaje y Kallpa en la inclusión escolar. En el ámbito indígena y rural destacan instituciones como la Asociación Pukllasunchis del Cuzco, el CIPCA de Piura y el ISP Loreto de Iquitos, que junto con Eliane Karp obtuvo el premio español «Bartolomé de las Casas» por la formación de profesores bilingües interculturales. En la educación mediante el arte tenemos al originalísimo taller de música “Arte para Crecer” y al extraordinario grupo “La Tarumba” que ha paseado su circo-teatro por Europa y Latinoamérica formulando una nueva pedagogía que hace del cultivo del cuerpo y los sentidos una poderosa motivación educativa.

En cuanto a la educación básica hay experiencias innovadoras interesantes como las de los colegios “Los Reyes Rojos”, “José Antonio Encinas”, “la Casa de Cartón”, CIFO, mientras que en el sector popular destaca la sin igual red de “Fe y Alegría” y el PIEDI del distrito de Independencia. Entre los institutos tecnológicos el Tecsup goza de un gran reconocimiento y en cuanto a Educación en Derechos Humanos es notable le trabajo del IPEDEHP, tanto en Lima como en provincias. En el campo de las ciencias Jorge Heraud resucita la obra de sus antecesores que crearon el primer Museo de Ciencia y Tecnología de la región, mientras Modesto Montoya a través del Ceprecyt anima a jóvenes escolares a experimentar con la ciencia y despertar lúdicamente sus aficiones y talentos científicos. En cuanto al voluntariado femenino que atiende a la infancia enferma y se preocupa de su crianza mientras dura su convalescencia es notable el trabajo que hace el ADAINEN en el Instituto Nacional de Enfermedades Neoplásicas, otra institución sin par en América Latina.

Dos campos en los que el Perú es pionero es el del psicoanálisis aplicado a educación a través del CDC que dirige Marcos Gheiler y el espontáneo surgimiento de miles de cabinas públicas que dan acceso a computadoras de última generación e internet a las poblaciones más marginadas de nuestro país.

Por lo demás, es muy difícil encontrar en América Latina una asociación civil como Foro Educativo que por años fue dirigida por Ricardo Morales y más recientemente por Jorge Capella, que es la envidia de cuanto funcionario internacional nos visita, por su capacidad de convocar y agrupar a un centenar de los principales expertos peruanos en temas educacionales, que dialogan desde la diversidad y decantan consensos desde las posiciones ideológicas y políticas más plurales.

Estoy seguro que me he quedado corto en los ejemplos, pero con lo enunciado alcanza. Imaginemos por un momento que articulamos todas estas instituciones y las convertimos en la vitrina para promocionar lo que el Perú es capaz de producir en materia educacional. Imaginemos que estas instituciones con el debido apoyo estatal y empresarial se convirtieran en centros de formación de profesionales y de transferencia de “knowhow” para peruanos y extranjeros que quieran replicar estas experiencias en otros lugares. Imaginemos que Promperu hiciera un catálogo de estas experiencias exitosas y las ofreciera en forma de circuitos turísticos educativos a todas las instituciones del mundo interesadas en la innovación educacional, para que la gente más diversa venga a conocernos, aprender y disfrutar de las creaciones peruanas. Estoy seguro que si hacemos la convocatoria adecuada, aparecerían cientos de otras experiencias de enorme relevancia educacional que tranquilamente podrían adicionarse a esta lista. Con ello lograríamos no solamente darle a los peruanos múltiples referentes exitosos y creativos para ser emulados, sino que le daríamos a los extranjeros motivos para conocer qué se hace en el Perú en materia educativa. Por sobre todas las cosas, le daríamos a los peruanos motivos de orgullo e identificación con experiencias de éxito, que se constituirían en una inyección a la autoestima nacional que tanto necesitamos para vencer nuestros complejos y subdesarrollo. ¿Porqué no? Así como yo, estoy seguro que muchos estaríamos dispuestos a cooperar para darle al Perú esta maravillosa oportunidad de brillar con luz propia, sin complejos, y demostrar una vez más, que desde las más oscuras de las realidades, siempre puede surgir la esperanza. Es cuestión de alumbrar en el sitio correcto.

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