El 97% de las mil millones de personas nacidas en la última década corresponden a países en desarrollo que aún son incapaces de alimentarlos, educarlos y darles vivienda adecuada. Más de la mitad de ellas jamás ha hecho una llamada telefónica. En el otro extremo, los mayores entre los 88 millones de norteamericanos menores de 18 años, ya están ingresando este año al mercado laboral, después de haber crecido en la era digital, y pronto estarán tomando las riendas de la vida política, económica y cultural del país.
Cuando internet se consolide como la plataforma para el comercio, trabajo, aprendizaje, bienestar, cuidado de la salud y desarrollo social, los países pobres como el Perú estarán en tremendas desventajas frente a los países ricos en información y altamente comunicados, lo que nos condenará a la exclusión.
La generación digital es sustancialmente distinta a la anterior. Por primera vez estamos frente a una generación que se siente más cómoda, alfabetizada y domina mejor que sus padres la tecnología de su tiempo y han crecido en una cultura de innovación, colaboración y trabajo en red que va a reemplazar la cultura tradicional de la empresa. Es la generación que hará mayoría de sus compras por internet, lo que obligará a cambiar todo lo que sabemos sobre publicidad, políticas de precios y marketing.
Los padres de esta generación se criaron viendo televisión, que es un medio unidireccional cuya programación y emisión está en manos de unas pocas personas que deciden lo que el televidente consumirá pasivamente. En cambio estos se han criado con la computadora que es interactiva y que trasmite lo que el consumidor le pide. Así como la TV modificó los patrones políticos, comerciales, publicitarios educacionales, recreacionales y culturales de su tiempo, la computadora e internet lo están haciendo con la nueva Generación-Net. Estos jóvenes está consumiendo juegos de computadora y videos que ya representan una industria de 10 billones de dólares anuales, más que toda la industria cinematográfica de Hollywood. Usan los medios digitales para aprender, comunicarse, hacer compras, lo que está cambiando substancialmente las actividades infantiles y puede acelerar el desarrollo de los niños en sus aspectos motores, lenguaje, habilidades sociales, cognición, inteligencia, razonamiento, personalidad, y durante la adolescencia, la creación de su identidad, autonomía y valores. Es seguro entonces que los niños que se desarrollen fuera de la interactividad digital estarán en gran desventaja. Si la TV le robaba a los niños horas de juego diario, los medios digitales se los ha devuelto. Sin embargo, a la vez que se entretienen también aprenden, son activos, leen, investigan, desarrollan habilidades y resuelven problemas. De este modo el cíber espacio se ha convertido en la cancha deportiva de la Generación Net, el lugar donde juegan y se recrean.
Esta generación de jóvenes se constituirá en una poderosa fuerza transformadora del comercio y la industria, que deberá ser capaz de ofrecer productos y servicios “hechos a la medida de cada consumidor”. Esto cambiará el sentido de las empresas minoristas, en la medida que cada gran empresa puede llegar directamente a cada consumidor a través de la red.
Muchos aún describen a la Generación-Net como materialista, egocéntrica, cínica y demandante de gratificaciones inmediatas. Estos atributos no se sostienen en al realidad que más bien muestra jóvenes navegantes y exploradores, que conocen más y pueden preocuparse más por los problemas sociales. Creen fuertemente en el derecho de los individuos, pero sin el ethos del individualismo. Además, se les ve muy determinados y optimistas respecto al futuro.
En esta generación apreciaremos con mayor claridad aún lo que significa un “apartheid informacional” que separa a los que tienen acceso de los que no lo tienen a la información y la tecnología. Dado que hay una relación directa entre el ingreso familiar y el acceso a las computadoras y a la red, entre los que asisten a colegios informatizados y los que no, crecerá la brecha no solo por niveles socioeconómicos sino también por su capacidad para aprender y tener éxito en esta nueva forma de vida del siglo XXI.
Por lo tanto, si el gobierno quiere apostar por la equidad e igualdad de oportunidades para la nueva generación de peruanos, debe dejar de lado los inciertos y costosos proyectos pedagógicos virtuales como el que sostiene al “Huascarán” y proponerse de inmediato como meta procurar en 4 años el acceso de al menos 80% de los jóvenes a peruanos a internet. El resto, puede venir después. Los niños de hoy, que son los adultos de mañana, no tienen tiempo para esperar.