“La Educación que Queremos 2006 – 2011” fue el título del INTERCAMPUS que organizó la Universidad del Pacífico el 1 de marzo en el coliseo del colegio La Inmaculada de Lima, que pretendía ser una especie de mini CADE de la educación, con apoyo de Foro Educativo y el Consejo Nacional de Educación..
Primero vino la exposición mediante video conferencia “Sobre la calidad de la educación y su sentido democrático” a cargo de Fernando Reimers (U. Harvard) y “Rompiendo paradigmas, la experiencia de Nicaragua” a cargo de Humberto Belli (ex Ministro de Educación de Nicaragua). Luego se pasaron vídeos del Banco Mundial y Foro Educativo sobre estándares y educación de calidad. Seguidamente, le tocó el turno de exponer sus propuestas educativas a los cuatro candidatos presidenciales que al momento contaban con mayor intención de voto.
Reseñando lo dicho, Valentín Paniagua señaló la necesidad de realizar una revolución educativa que se extienda a lo largo de más de un gobierno, respaldando el Proyecto Educativo Nacional formulado por el Consejo Nacional de Educación que solo es viable de mediar un Pacto Nacional por la Educación. Enfatizó la necesidad de garantizar el aprendizaje desde la infancia en todas las zonas del país, especialmente en las áreas rurales y urbano marginales.
Lourdes Flores Nano dijo que en procura de una educación de calidad haría que las 60 mil escuelas públicas sean mejores que los colegios privados, soporte imprescindible para la transformación económica y social del país y para garantizar la democratización e igualdad de oportunidades. Propuso enriquecer el currículo escolar, priorizar la infancia, tener maestros competentes y bien remunerados, evaluar y medir los desempeños escolares y fortalecer la administración de la escuela.
Mercedes Cabanillas, dijo que debe incrementarse el número de horas de clase que se estudian en la escuela peruana que es el menor de la región, proponiendo la jornada escolar completa. El financiamiento de los cambios vendría del 6% del PBI dedicado a educación al que habría que llegar en el quinquenio gracias a un mayor esfuerzo de recaudación tributaria.
Gonzalo García Núñez introdujo el tema que luego desarrolló Edmundo Murrugarra en representación del Partido Nacionalista Peruano (UPP) planteando que la educación debería ser intercultural recuperando los valores de las culturas ancestrales, como la relación con el mundo productivo y la creación productiva. También enfatizó la importancia de la investigación en ciencia y tecnología como factores centrales de la educación superior. Criticó la Asamblea Nacional de Rectores exigiendo una redefinición de la autonomía universitaria en función del proyecto nacional.
Lo primero que hay que señalar es que tamaña oportunidad fue desperdiciada por Alan García y Ollanta Humala que no asistieron, a diferencia de Valentín Paniagua (que envió un vídeo) y Lourdes Flores que fue la única en asistir personalmente. Más allá de las disculpas de c/u por no asistir a un evento de cuya existencia se sabía al menos hace 3 meses y era el mayor evento organizado para la presentación de temas educativos, creo que tiene un valor simbólico el hecho de que cuando se trata de educación 3 de 4 candidatos no tienen tiempo para asistir. Esa ha sido siempre la importancia que la educación ha tenido para la mayoría de nuestros políticos, más allá del floreo verbal que aparece en sus mítines o discursos.
Lo segundo que se nota es que los candidatos depositan el tema educativo en uno de sus técnicos, que se convierte en “la voz de la educación” para su partido, lo que no necesariamente garantiza que lo que ellos digan lo piensa o lo piensa realizar el candidato en caso de ser elegido presidente, porque no son propuestas que hayan nacido, sido digeridas y presentadas por los mismos candidatos.
Lo tercero que cabe señalar es que no hubo nada nuevo en ninguna de las presentaciones. Siguen dando vuelta a los lugares comunes que se encuentran en cualquier discurso electoral latinoamericano sobre políticas educativas, sin tocar carne. Es decir, ninguna de las insinuaciones de que requerimos una revolución educativa está sustentada si quiera por una propuesta que de verdad se confronte con las estructuras vigentes y los paradigmas convencionales, mostrando cómo se pueden dar verdaderos saltos en la calidad y equidad educativa en el corto plazo. Seguimos con el cuento de que si aumentamos el financiamiento y mejoramos los salarios magisteriales a cambio de sus méritos haremos una gran revolución educativa. Eso no lo han hecho los chilenos, argentinos, brasileros ni mexicanos, nuestros compañeros de tragedia educativa según PISA. El tema pasa por otro lado y aún no nos dicen por dónde.
Queda un mes de campaña. Hay tiempo para hacerlo.