Un reto para nuestros lectores: responda rápidamente, en base al cálculo mental, a las siguientes 6 preguntas de este breve examen: 6.5 x 8 = a ; 4.5/0.9= b ; 2 ¼ +3 1/3 = c; 12.5% de 80 = d; 1.5 al cuadrado= e ; raíz cuadrada de 0.0004 = f. ¿Logró contestar unas 3 de ellas? Entonces tiene nota 11.

Pasemos ahora al segundo examen: 2 + 3= a; 6 x 8 = b; 12/6 = c; 3 al cuadrado= d; raíz cuadrada de 16= e; 10% de 50 = f; ¿Logró contestar unas 5 de ellas? Entonces tiene nota 17.

A juzgar de sus recientes declaraciones, ¿qué dirían las autoridades gubernamentales frente al hecho de que los maestros sacaran 17 en el segundo examen habiendo sacado 11 en el primero? Que los maestros han mejorado en su desempeño porque sacan mejores notas.

¿Qué diría cualquier persona conciente de la diversidad de pruebas aplicadas? 1) Los exámenes 1 y 2 no son comparables, porque siendo diferentes y con grados de dificultad diferentes no hay comparación posible. 2) Sacar 11 en un examen difícil vale más que sacar 17 en examen fácil. Por lo tanto, extendiéndonos a la situación análoga de la evaluación de profesores contratables del 2009 respecto al 2008, no se puede sacar absolutamente ninguna conclusión respecto al mejoramiento del desempeño de los profesores.

Sin embargo, algunos congresistas y altos funcionarios del gobierno han usado equivocadamente estos resultados para decir que la política de evaluaciones del Ministerio de Educación está dando resultados porque en el año 2009 aprobó el 50.4% de los profesores que participaron en el concurso de plazas para contratación, a diferencia del año pasado, en el que sólo aprobó el 4.7%. Eso evidenciaría un “salto espectacular” en el desempeño de los maestros.

Si se hacen 26 exámenes diferentes en 26 regiones que contrataron cada una a otra institución para su elaboración, sus resultados no son comparables. Hay que tener mucho cuidado con estos anuncios triunfalistas y más bien procurar medir en términos precisos el impacto de las políticas magisteriales en el aprendizaje de los alumnos.