El 18 de julio del 2004 publicamos el artículo ¿Porqué Cuba nos supera en su educación básica estatal? en el cual mostramos diversas características que hacen que los alumnos cubanos nos superen en su rendimiento en Matemáticas y Lenguaje. Mostramos también cómo es que un país comunista como Cuba ejerce un estricto seguimiento de la labor de los docentes y los evalúa permanentemente tanto para su ascenso como para su suspensión o retiro de la carrera docente (“diarios regionales” www.lp.edu.pe/l_trahtemberg).

Esta vez veremos el caso de un país capitalista de orientación liberal como Chile donde recientemente el Ministerio de Educación, la Asociación de Municipalidades (que gestionan los colegios estatales) y el Sindicato de Profesores, han acordado un “Sistema Nacional de Evaluación del Desempeño Profesional Docente” con similar objetivo de incentivar el mejor desempeño docente, con la opción de retirar de la carrera magisterial a los que no sean competentes. Este fue el resultado de un largo proceso de negociaciones iniciadas el año 1990 con la promulgación del “Estatuto de la Profesión Docente” que culminó el 24 de junio del 2003 con la firma del documento “Informe Final de la Comisión Técnica Tripartita Para la Evaluación del Desempeño Profesional Docente”. Veamos lo acordado.

Todos los docentes de la educación pública serán evaluados cada cuatro años, a partir del segundo año de su ejercicio docente, con el objetivo de identificar fortalezas y debilidades. El resultado dará lugar a una calificación en una de cuatro categorías: destacado, competente, básico e insatisfactorio.

Los que accedan a las dos primeras categorías tendrán acceso prioritario a oportunidades de desarrollo profesional: ventajas en los concursos, pasantías en el extranjero, participación en seminarios académicos, ser contratados como profesores guías de talleres, etc. Los que accedan a las categorías inferiores dispondrán de planes específicos de perfeccionamientos gratuitos destinados a superar sus debilidades. Estos profesores seguirán en la escuela por un año mientras hacen su perfeccionamiento, al cabo del cual serán evaluados nuevamente. Si nuevamente desaprueban la evaluación, seguirán en su escuela pero ya no dictarán clases, sino que realizarán un plan de superación profesional a cargo de un docente-tutor, para luego ser sometidos a una tercera evaluación. De mantener un desempeño insatisfactorio deberán salir del sistema, cancelándoseles una indemnización.

El resultado de la evaluación del docente le llega privadamente solo al profesor y a la autoridad que deberá organizar su perfeccionamiento. Para ambos casos el estado dispondrá de un fondo de desarrollo profesional que financie este sistema de evaluación.

Los evaluadores serán profesionales de la educación que se ofrezcan voluntariamente para tal fin y que tengan experiencias de docencia en el aula en el sistema escolar formal, en el mismo nivel y/o asignatura de los profesores a los que tengan que evaluar. Recibirán una remuneración especial por estas tareas y serán seleccionados por el Centro de Perfeccionamiento, Experimentación e Investigaciones Pedagógicas (CPEIP) del Ministerio de Educación de Chile. Previamente, estos evaluadores deberán recibir una formación específica como evaluadores de sus pares a cargo del CPEIP. Dichos evaluadores no podrán pertenecer al mismo colegio ni ser superiores jerárquicos de los docentes que serán evaluados.

Los instrumentos de evaluación que recogerán las evidencias del desempeño profesional del docente (que no incluyen las evaluaciones de su desempeño administrativo ni el rendimiento escolar de los alumnos a su cargo), serán: evidencias estructuradas del desempeño del profesor evaluado (reportadas a través de productos escritos como por ejemplo la planificación de una unidad y evaluación de aprendizaje, y de un video registro de una hora de clase elegida por el mismo profesor); auto-evaluación del profesor evaluado (llenando una pauta de auto-evaluación con comentarios cuantitativos y cualitativos); entrevista estructurada del profesor evaluado (que el evaluador realizará en el centro de trabajo del profesor evaluado); e informe de referencia de terceros (contestado por el director del colegio en base a la pauta elaborada por el CPEIP).

Más allá de las particularidades de cada país y del diseño de cada sistema de evaluación, que paradójicamente parece más complicado en Chile que en Cuba, lo esencial es reconocer que cada vez son menos los países como el Perú que no evalúan los desempeños docentes ni condicionan sus mejoras, suspensión o cancelación de los beneficios laborales, económicos y profesionales precisamente a los resultados de dichas evaluaciones. Los padres de familia y los propios maestros tienen derecho a contar con un instrumento de este tipo para garantizar que los niños estén en las mejores manos docentes, y a su vez tener un sistema que incentive y reconozca el mejor desempeño docente. La nueva “Ley del Magisterio” debería incorporar estos conceptos.

 

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