En EE.UU. hay una enorme preocupación porque los analistas estiman que se necesitarán 2.2 millones de nuevos maestros en la próxima década, pero no se están formando los suficientes estudiantes de educación como para asegurar que se contará con ellos. Por si fuera poco, cada vez más maestros abandonan la carrera docente en búsqueda de mejores opciones. Esta situación ha motivado a las autoridades de los estados y distritos a introducir nuevas estrategias para atraer profesores, incluyendo subsidios hipotecarios para sus viviendas, arreglos especiales para trabajo compartido, obsequio de computadoras laptop y membrecías pagadas a clubes para el cuidado de la salud.

La pregunta de fondo que se hacen las autoridades norteamericanas es ¿dónde se conseguirán los suficientes profesores de alta calidad que requerirá el sistema educativo norteamericano en las próximas décadas? Esto ocurre a la luz de un cambio en las concepciones de la carrera docente que en las próximas décadas serán significativamente diferentes a las de hace 30 años, cuando los profesores se veían como participantes de una carrera que los comprometería para toda su vida. Hoy en cambio los candidatos a profesores tienen múltiples alternativas atractivas de movilidad profesional y seguridad laboral, por lo que conceptualizan la carrera docente como una actividad para una temporada, para luego pasar a otra actividad. El paradigma del emprendedor y profesional independiente ha reemplazado el paradigma del trabajador estable de una empresa o institución. Como en otras carreras, la lealtad a una sola carrera o institución se vuelve obsoleta. Dicho sea de paso, en el caso peruano ocurre algo similar, aunque en m enor escala, ya que gran cantidad de docentes abandonan la carrera en sus primeros 10 años de actividad.

La revista norteamericana Phi Delta Kappan publicó en diciembre del 2001 un artículo al respecto titulado “The Next Generation Of Teachers: Changing Conceptions of a Career In Teaching” en el cual describe una investigación hecha a partir de 50 entrevistas con profesores de Massachussets en sus primeros dos años de trabajo a quienes se les consultó sobre sus concepciones sobre la carrera docente.

36 de ellos habían seguido la ruta convencional de estudios universitarios seguidos de la certificación oficial, mientras que los otros 14 habían seguido rutas alternativas de preparación docente, como la de trabajar en los “charter schools” (que no requieren licencia) o trabajar utilizando las licencias temporales otorgadas por las autoridades estatales cuando hay escacez de profesores titulados.

El resultado de las entrevistas muestra que ambos tipos de profesores se aproximan a la carrera docente con criterios condicionales, es decir, la consideraban una carrera entre varias otras que creían que iban a tener a lo largo de su vida laboral.

Solo 1/3 de los entrevistados expresaban su deseo de mantenerse en la docencia, pero entre ellos 2/3 expresaban una cierta dosis de incertidumbre y expectativas de pasar en algún momento a otro tipo de actividades fuera del aula aunque dentro de la educación, pasados unos 10 a 20 años de trabajo en aula. En aquellos que se ven a sí mismos como profesionales de paso por la docencia solo por algunos años, los factores que les resultan decisivos para quedarse en ella son su éxito y satisfacción en el trabajo seguido del tema de las remuneraciones.

Dada esta realidad, conseguir la próxima generación de profesores requerirá de los políticos la creación de oportunidades y rutas de acceso a la docencia no solo para quienes se vean como profesionales de la educación en el largo plazo, sino también para quienes la consideren como una carrera de paso, que por lo tanto no estarán dispuestos a invertir demasiados años en su formación docente. Así mismo, las autoridades no solo tendrán que desarrollar esfuerzos para atraer gente capaz a la carrera docente, sino también para retener a los mejores de modo que quieran quedarse en la carrera.

Todo parece indicar que se requiere un modelo mixto de carrera docente, que por un lado garantice una sólida y continuada formación a quienes se queden en la carrera por toda su vida, y por otro lado provea rutas cortas de acceso a la carrera docente por el tiempo que estos se queden en ella, ya que exigirles una preparación previa demasiado extensa simplemente los desalentaría. Los profesores antiguos que deseen abandonar paulatinamente las aulas sin abandonar la educación, podrían convertirse en los mentores o tutores de la inserción laboral de los profesores nuevos, o los acompañantes de quienes tengan licencias provisionales; además, podrían dedicarse al desarrollo profesional, a la enseñanza en equipo (“team teaching”), y a diseñar currículos y materiales didácticos novedosos.

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100.000 docentes no cualificados en EEUU: por qué ya nadie quiere ser profesor. Muchos enseñantes estadounidenses ganan un 60% menos que otros profesionales con el mismo nivel educativo. Pero más importante aún que los bajos salarios es la pérdida de respeto social. La paga media de un profesor en EEUU, ajustada a la inflación, en realidad se ha reducido en los últimos 15 años, mientras que los costes del sistema de salud han crecido sustancialmente. The Economist informa de que los profesores ganan el 60% de lo que ingresa otro profesional con una educación comparable. Dado que un 35% menos estadounidenses han estudiado para convertirse en profesores en los últimos años, indica, hay una escasez masiva de profesores, lo que fuerza a las escuelas de todo el país a contratar a más de 100.000 personas que carecen de la cualificación adecuada. De hecho, según el New York Times, es tan difícil encontrar estadounidenses cualificados para las escuelas públicas que muchos distritos están empezando a contratar instructores de países de bajos ingresos, como Filipinas.