El gran tema de la creatividad ocupa los primeros párrafos de casi todo proyecto educativo que pretende ser innovador. Desarrollar el sentido crítico y la creatividad de los alumnos para ser la demanda central de la pedagogía del siglo XXI, por lo que conviene explorar las posibilidades reales de que esto ocurra y bajo qué condiciones.
Al respecto en nuestra columna anterior “Creatividad y Computadoras” comentamos que el artículo “La Paradoja de la Tecnología: Eficiencia versus Creatividad” de Steven Marc Edwards, experto de la Universidad Estatal de Michigan, nos mostraba las diversas conclusiones a las que han llegado los investigadores respecto al impacto que tiene la tecnología en las habilidades de los individuos de ser creativos en la sociedad. Ese artículo también explora el rol de las computadoras en el acto creativo desde una amplia perspectiva, lo que precisamente motivó el artículo anterior. Edwards concluye que sólo si los programas de computadoras permitirán la desestructuración del pensamiento podrán facilitar la construcción de conceptos creativos, así estén basados en los viejos patrones de pensamiento. Junto con ello, concluye que para facilitar la creatividad resulta especialmente importante permitir a los usuarios de las tecnologías considerar diversas opciones abiertas, zafándose de la tendencia al control externo.
En este artículo abordaremos la segunda parte del artículo de Steven Marc Edwards, referido a lo que los investigadores han encontrado sobre la habilidad que tienen las sociedades o culturas para promover o desincentivar la creatividad.

LA SOCIEDAD CREATIVOGENICA

El investigador Arieti (1976) encontró que hay nueve factores sociales positivos que son capaces de alentar la capacidad de una sociedad para ser creativa.
1) La disponibilidad de medios culturales en los que se produzcan cosas nuevas.
2) La apertura al estímulo cultural 3) La existencia de una tensión interna que empuje a convertirse en algo y no solamente ser lo que ya es. 4) El acceso libre a los medios culturales para todos los ciudadanos, sin discriminación. 5) La libertad, o incluso una moderada discriminación si es que emerge de una etapa severa opresión o discriminación. 6) La exposición a diferentes e inclusive contradictorios estímulos culturales. (Cuando no hay “verdades únicas” aceptadas dogmáticamente por todos, es más posible orientarse a la innovación). 7) La tolerancia hacia visiones de mundo divergentes. 8) La interacción constante entre personas significativas que se confrontar y enriquecen. 9) La existencia de incentivos y premios a la creación.
La tecnología puede proveer de varios factores que ayuden al desarrollo de una sociedad cretivogénica, pero al mismo tiempo pueden detener el crecimiento del individuo en esa gran sociedad. Por ejemplo la tecnología permite un acceso sin precedentes a la información a través de internet; sin embargo, si hay sobrecarga de información, muchas veces retornamos a experiencias que son similares a las modalidades previas de adquirir conocimiento de una sola fuente. Otro ejemplo es la dependencia a ciertos buscadores de internet, que delimitan a qué información vamos a acceder.
Cuando a las personas se les pide hacer más con menos recursos, es precisamente cuando más deben desarrollarse caminos creativos para alcanzar los retos. Sin embargo, las sociedades más complejas tienden a dejarle a la gente menos tiempo y energía para explorar, lo que equivale a menos tiempo para tener mayor creatividad.
Por lo tanto, para que la tecnología y en particular el uso de computadoras facilite el desarrollo de la creatividad, 1) la sociedad necesita reconocer la importancia de la creatividad en el desarrollo del individuo sano; 2) la sociedad debe proveer las condiciones para facilitar la creatividad; 3) la interacción con las computadoras no debería producirse en ambientes aislados sino más bien estar dirigida por personas, de modo que haya suficientes estímulos no estructurados; y 4) debe presupuestarse el tiempo necesario para las exploraciones de varias opciones.

REFLEXIÓN

Un buen ejemplo de los resultados mundiales a los que llegan las sociedades o culturas creativas lo podemos ver en la confrontación del capitalismo y el comunismo que trajo la debacle de la URSS y de los otros países comunistas. Encontraremos una buena explicación a ese resultado en la existencia de altos niveles de creatividad en las sociedades democráticas capitalistas y a la vez grandes rigideces y limitaciones al pensamiento libre en las sociedades comunistas.
En nuestros tiempos en los que las tecnologías y computadoras se están haciendo cada vez más poderosas, hay un segundo factor que cultivar en los individuos y las sociedades creativas. Se trata de impregnarle a las capacidades creativas una orientación de justicia social, para que los humanos que crean y manejan estas tecnologías tengan siempre en mente el mejoramiento continuo de la humanidad.