¿Qué tipo de empleos se están poniendo en peligro por la relocación de empleos en el exterior (offshoring)? Los intercambios comerciales mundiales que se hagan en el futuro ya no se diferenciarán entre los bienes que se pueden embalar y los que no, sino entre los servicios que se puedan trasladar e intercambiar por vías electrónicas sin degradar su calidad y los que no (Alan S. Blinder, Princeton CEPS «Fear of Offshoring», diciembre 2005). Blinder dice que la primera revolución industrial produjo el flujo masivo de gente de los campos agrícolas a las fábricas urbanas, transformando las sociedades tradicionales, cómo y dónde vivían, educaban a sus hijos, organizaban los negocios, practicaban el gobierno. La fuerza de trabajo agrícola norteamericana pasó de 84% en 1810 a 8% en 1960 y 2% hoy. Luego vino la segunda revolución industrial y otra vez se produce un flujo masivo de trabajadores de la industria manufacturera hacia los servicios. Los trabajadores no agrícolas norteamericanos (manufactura, construcción, servicios, etc.) bajaron del 35% en 1960 al 17% hoy, con un 83% dedicado actualmente a los servicios. Ahora estamos iniciando la tercera revolución industrial (era de la información). El masivo y barato flujo de información ha expandido el espectro de servicios comercializables internacionalmente. Como con las primeras dos revoluciones industriales, ésta también requerirá amplios reajustes en las formas de vida, trabajo, educación de los hijos, etc. Pero así como en las revoluciones anteriores se crearon nuevas formas de empleo en manufacturas y servicios, también ocurrirá esta vez debido al offshoring, aunque aún no sabemos bien cuáles serán. ¿Qué tipo de empleos se están poniendo en peligro por la relocación de empleos en el exterior? Por ejemplo, el trabajo del médico, taxista, policía o piloto de avión no corre peligro, pero el de radiólogo, operador de central telefónica, guardia de seguridad o programador de computadoras, sí. Es decir, la división entre unos y otros se dará en función de los trabajos que pueden ser despachados electrónicamente (de modo impersonal, como antes las manufacturas embalables) y aquellos que requieren presencia física y actividad cara a cara (despachados de modo personal, ya sea que el cliente acuda personalmente al proveedor o el proveedor vaya a buscar al cliente). Sin embargo, la educación de unos y otros no corresponde a las tradicionales diferencias entre trabajadores altamente calificados y trabajadores poco calificados, sino a la capacidad de aportar imaginación y creatividad como valor agregado, cosa que no se enseña en los colegios y universidades. Así que manos a la obra.