Cada mes las universidades de Lima y Católica publican encuestas políticas, económicas y sociales con datos de Lima y Callao, como parte de su labor y marketing de proyección a la comunidad. A falta de encuestas políticas nacionales que son muy costosas y que Apoyo realiza cada 3 o 4 meses, estas encuestas políticas limeñas se asumen como un termómetro válido de la gestión presidencial y gubernamental. Sin embargo, como trataré de mostrar en este artículo, esa es una mirada muy engañosa de las preferencias políticas nacionales y de seguro mantienen muy inquieto al presidente Alan García, quien pese a negarlo, gobierna mirando diariamente no solo las encuestas del pasado, sino las del futuro. Es decir, aquellas que se hacen preguntando ¿qué aceptación tendría hacer x o y frente algún problema?. Estas encuestas también muestran “lo que le gusta a la gente” que es otro insumo que usa Alan García y su entorno para fabricar cortinas de humo que distraigan la atención pública o maten noticias perjudiciales al gobierno. Veamos en detalle el caso de las encuestas de popularidad de los dos contrincantes de la 2da vuelta que el 4 de junio definió a Alan García como presidente del Perú 2006-2011. Recordemos que los resultados electorales presidenciales del 2006 mostraron que Alan García con los votos añadidos de UN (52.7%) ganó en Lima y Callao, Ica, La Libertad, Lambayeque y Piura, es decir las provincias urbanas más prósperas de la costa. Ollanta Humala (47.3%) ganó en las otras 20 regiones en las que hay mayor concentración de pobreza y ruralidad. Pasados unos meses, cada vez que se publican encuestas políticas de Lima y Callao que muestran a Alan García con una popularidad constante de alrededor del 60%, se genera una sensación liderazgo gubernamental sólido y sin riesgos. Sin embargo, esa es una visión muy engañosa, por varias razones. 1). Según la última encuesta de Apoyo del 18 3 2007, el promedio nacional de Alan García de 50% es un promedio de datos que van del 67% de popularidad en Lima a solo 35% en la sierra sur, pasando por 51% en al costa norte, 49% en la sierra centro, 43% en la selva, 41% en Arequipa y la costa sur y 40% en la sierra norte. Exceptuando Lima, en todos las zonas la tendencia es decreciente desde julio 2006 y el promedio nacional también desciende del 63% inicial al 50’% actual, con una desaprobación sólida que ya llega al 38%. 2). Según la encuesta del GOP-U. Lima de abril, el 61.4% por ciento de Lima y Callao aprueba la gestión de Alan García mientras que el 30.3% la desaprueba. Sin embargo, es notoria la progresión decreciente de su aprobación al bajar del nivel socioeconómico A hacia el E. Los datos son: 72.9%, 72.2%, 64.7%, 62.0% y 43.3% respectivamente En sentido contrario la aprobación de su competidor de la 2da vuelta Ollanta Humala que es hoy 15.2% de promedio, sigue la tendencia inversa a la de García, creciendo desde el A hacia el E. Así tenemos: 1.4%, 4.4%, 11.2%, 18.4% y 27.8% respectivamente. 3). Cuando la misma encuesta pregunta por las simpatías por las figuras políticas, sacando a Luis Castañeda con 37.5% y Lourdes Flores con 11.1%, tenemos a Alan García estancado con 16.7% pese a todo su despliegue mediático y a Ollanta Humala con 7.6% pese a haber estado bastante ausente y vapuleado. Es decir, Alan García sigue siendo un líder en quien la gente no confía, pero tiende a aceptar favorablemente mientras no perturbe el curso inercial favorable de la macroeconomía. 4. Si es cierta la hipótesis de que la popularidad presidencial y gubernamental en Lima y Callao en las clases D y sobre todo E, en la que se encuentran miles de limeños y provincianos en condiciones de pobreza y pobreza extrema, es un buen reflejo de lo que ocurre con sus similares en todo el Perú, especialmente en las regiones más pobres del país, son los datos mensuales de esos niveles socioeconómicos –y no los promedios- los que tenemos que mirar con lupa. Por ahora, me parece evidente que los más pobres siguen frustrados y siguen buscando una opción radical, autoritaria y anti-sistema que en su momento los llevó a darle sus votos a Fujimori, luego a Humala y en el 2011 podrían hacerlo con uno de ellos (que todavía mantienen alguna popularidad) o alguien que se les parezca. Mientras el gobierno de Alan García no pueda mostrar la superioridad de la democracia como medio para empezar a resolver los problemas de los pobres, seguirá la tendencia a buscar un salvador dictatorial.