Una de las facetas centrales de la Orientación para el Bienestar del Educando es el trabajo con los padres. Muchas veces los directores de los centros educativos y los tutores o profesores citan a los padres para conversar sobre diversos asuntos de interés general, con la intención de involucrarlos en la comprensión del quehacer educativo de sus hijos. La expectativa que tienen es que en la medida que los padres comprendan mejor a sus hijos y al colegio al que éllos asisten, podrán cooperar mejor en la crianza de los hijos.
Lamentablemente muchos de estos encuentros entre profesores y padres son muy tensos, por lo que los padres los rehuyen. Son encuentros en los que los directores o profesores suelen acusar a los padres de ser incompetentes para educar a sus hijos. A su vez los padres, suelen culpar al colegio de los males de sus hijos. De este modo, la falta de comunicación abierta paraliza cualquier esfuerzo de cooperación franco y constructivo entre el centro educativo y la familia.
Todo parece indicar que la prédica generalizada en una asamblea o la entrevista acusadora individual no son las estrategias más adecuadas para lograr una mejor relación entre el colegio y los padres y como resultado de ello, una mejor educación de los niños y jóvenes. Quizá debería buscarse una alternativa, que podría ser la conversación conjunta entre padres, tutores o profesores sobre asuntos que impactan en la vida de los niños y jóvenes de nuestros tiempos. De este modo, padres y profesores se colocan en el mismo lado de la cancha para pensar y trazarse estrategias para el mejor desarrollo de sus hijos, es decir, sus alumnos.
Para facilitar esta estrategia es que me permito poner a disposición de los profesores, tutores y padres interesados una colección de artículo breves, de fácil lectura y comprensión, para que sirvan como lectura motivadora para iniciar la conversación en los encuentros de padres y profesores, así como para el marco de las escuelas para padres.
Es con la esperanza que este material cumpla su propósito que me permito recomendar su uso.
León Trahtemberg Siederer
Marzo de 1998