¿Por qué los gobiernos prefieren condecorar a los intelectuales a la vejez o incluso de manera póstuma? Porque los muertos ya no pueden cambiar sus conductas meritorias. Es decir, entregar una condecoración en vida es una aventura riesgosa por la imposibilidad de asegurar que el homenajeado no cambie luego su conducta. Por eso considero que la tardía condecoración con la Orden El Sol del Perú–Gran Cruz otorgada por el presidente Alan García a Luis Jaime Cisneros el 19 de diciembre en cierta forma disminuye sus méritos como homenajeado (como ocurrió semanas antes con similar condecoración al eminente historiador José Antonio Del Busto). Luis Jaime hubiera merecido una condecoración durante el primer gobierno de Alan García. La hubiera portado con todos los honores. De hecho en ese tiempo no cambió una pizca su entereza intelectual y ética y su capacidad de ser educador. Una encuesta entre egresados de la PUCP sobre el profesor que más marcó sus vidas muestra mayoritariamente hasta hoy el nombre de Luis Jaime Cisneros. ¿Qué cualidades le reconocen? Su sabiduría, su entereza e integridad, sus lúcidos escritos y ponderación, su paciencia y don de educador, sus sabios y a veces premonitorios consejos. Pero somos muchos los cómplices de esta tardanza, que recién ahora le rendimos un merecido homenaje. Con la disculpa por la demora, le dedico esta columna al hombre que siempre estaba entre los favoritos cuando alguien preguntaba ¿quién es una persona intachable que puede conformar tal o cual tribunal de honor, comisión de ética, jurado o presentar un libro de enorme proyección ética o social? Mi colega Patricia del Río, que estudió y luego trabajó con él, le hizo una reciente hermosa entrevista para El Comercio (10/12/2006) que empieza diciendo: “Con la sabiduría y humildad que dan 58 años en la docencia” y sigue luego citando sus sabias respuestas, de las que extraigo algunas citas para pintarlo de cuerpo entero: “Cuando estás frente a un aula estás frente al porvenir”… “yo aprendí a superar la vanidad y aprendí a escuchar con paciencia”… “Al escuchar descubres que no eres el depositario de la verdad”… Todos ellas, frases que nos sumergen en la educación. En sus palabras de agradecimiento, Luis Jaime se comprometió a ayudar a los peruanos a “imaginar un país del tamaño de la esperanza”. Le ofrezco sumarme a sus filas en este reto.