Una situación muy difícil que enfrento como columnista es la que tiene que ver con las alusiones a los maestros. Por un lado, porque soy conciente de la enorme importancia que tiene que los maestros tengan una elevada autoestima, un alto reconocimiento social, gozar del aprecio de los padres y alumnos que confían en su capacidad para inducirlos al aprendizaje. Junto con ello, es imprescindible sincerar nuestra educación, -colera en Latinoamérica-, eliminar la complacencia con la mediocridad, replantear el modelo educativo peruano y dentro de él la formación, capacitación y evaluación de los docentes. Debemos contar con los mejores profesores, estimularlos, premiarlos y remunerarlos cada vez mejor. Eso incluye tener el coraje de prescindir de quienes no están en condiciones de hacer un buen trabajo, por razones de personalidad, dedicación o salud mental, ya que con sus deficiencias empañan la imagen pública de la profesión docente.

 

¿Sería iluso pensar que algún día sean los mismos maestros del sindicato docente los que aboguen por eso? ¿Qué se den cuenta que tener un título de maestro no alcanza para asegurar que los alumnos a su cargo logren aprender? ¿Que tiene que haber garantías del buen desempeño en clase que de no cumplirse, debiera llevar a medidas que protejan a los alumnos?

 

Por eso es que no siento contradicción entre escribir columnas en las que hago mención a las serias deficiencias de algunos maestros, que deben ser corregidas a la brevedad, pero junto con ello, promover cuanta actividad de reconocimiento público haya para los maestros de vocación. Aquellos que colocan su esfuerzo, pasión, entusiasmo y calor humano al servicio del bienestar de sus alumnos, y que concientes de sus limitaciones hacen todo lo posible por superarse día a día con la honestidad de quien quiere el bien, pero necesita las herramientas para hacerlo.

 

Pese a las carencias en su formación y limitaciones en su desempeño, no podemos dejar de reconocer que gracias a los buenos maestros que tenemos en el Perú se ha logrado alfabetizar a generaciones de alumnos, parte de los cuales ha logrado superarse e ir ascendiendo motivados por las huellas de afecto, coraje, ánimo y elevación de autoestima que han dejado en ellos sus maestros.
Esos maestros merecen reconocimiento. Y corresponde a las autoridades de gobierno y a las instituciones representativas de la vida ciudadana ofrecerles su aliento y aplauso. Por ello hago un llamado a alumnos, padres, directores y colegas profesores que inscriban a sus candidatos en el gran premio “El Maestro que deja Huella” promovido por Interbank

 

Este concurso está abierto a todos los profesores de las diversas disciplinas de Educación Inicial, Primaria, Secundaria y Especial, de colegios públicos, urbanas o rurales en todo el territorio nacional.

 

El premio para el ganador de “El Maestro que deja Huella” consiste en un departamento (valorizado en US$ 25,000), un automóvil “0 kilómetros”, diversos materiales educativos, una beca para estudios de post grado y una donación de US$ 5,000 para la institución educativa a la que pertenece, para fines de implementación.

 

Este premio cuenta con un comité consultivo que me honro de integrar junto con los reconocidos especialistas doctores Hugo Díaz y Roberto Lerner. Este año el jurado de la final estará compuesto por: Andrés Cardó Franco, presidente del Consejo Nacional de Educación; Javier Sota Nadal Ex Ministro de Educación; Jorge Yzusqui, Miembro del Comité Ejecutivo de IPAE; Luis Bustamante Belaúnde rector de la universidad UPC; Denise Vaillant, Coordinadora del Programa de Promoción de la Reforma Educativa de América Latina y el Caribe y Dante Córdova Blanco, Ex Ministro de Educación.

 

El cronograma del concurso incluye la 1ra etapa de inscripciones que empezó el 25 de Marzo y llegará hasta el 09 de Mayo, una 2da etapa eliminatoria de evaluación para elegir a los ganadores de las 26 regiones y finalmente la entrevista y evaluación del jurado en Lima el 30 de Junio, combinada con actividades de turismo y capacitación hasta la premiación en la noche del 2 de julio.

 

El asunto es muy simple: cada maestro de escuela pública que siente que ha dejado huella en sus alumnos, es un candidato para el premio “El Maestro que Deja Huella -2008”. La postulación puede ser hecha por el mismo interesado o por alguno de sus alumnos, compañeros de trabajo o padres de familia que lo consideren merecedor de un premio por las huellas que dejó en sus educandos por su labor docente. Para ello basta con llenar un formulario que se encuentra en las tiendas de Interbank o en internet en www.maestroquedejahuella.com.pe