El psicólogo canadiense Roger Barnsley analizó los antecedentes de los mejores jugadores de hockey de Canadá y encontró sorprendentemente que tomando a los jugadores de elite de cualquier equipo local o nacional a partir de los 11 años, 40% nacieron entre enero y marzo, 30% entre abril y junio, 20% entre julio y septiembre, y 10% entre octubre y diciembre. Repitió el estudio con los jugadores de béisbol de Estados Unidos y encontró que agosto era el mes de los nacimientos más frecuentes y julio el menos frecuente (505 versus 313). En Inglaterra los meses de mayor concentración de nacimientos de estrellas de football son de septiembre a noviembre y la menor cantidad nace entre junio y agosto (288 versus 136). Para el soccer juvenil prevalecen los nacidos entre agosto y octubre comparado con los nacidos entre mayo y julio (135 versus 22).

¿La razón? La fecha límite para conformar las categorías y selecciones cada año desde que los niños son pequeños. En Canadá la fecha de corte es el 1ero de enero, por lo que los jugadores mayores nacieron ese mes y los dos siguientes. En béisbol americano es el 31 de julio. En el futbol inglés es el 1 de septiembre y en el soccer el 1ero de agosto.

Desde pequeños, los niños físicamente más desarrollados son más hábiles y fuertes que los menores, lo que les da ventaja a la hora de las prácticas y al ser llamados a conformar las selecciones. Juegan más partidos, se foguean más y por lo tanto tienen más posibilidades de destacarse.

Dos economistas Kelly Bedard y Elizabeth Dhuey correlacionaron los resultados de la prueba internacional TIMSS de matemáticas y ciencias con la edad y meses de los examinados de 4to de primaria. Encontraron que los alumnos mayores rindieron entre 4 y 12 puntos percentiles por encima de los menores. Esa diferencia hace que un niño nacido a principio de la fecha de corte puede estar en el percentil 80 y calificar para un programa de talentosos, mientras que uno de idéntica capacidad nacido al final de ese año del corte puede ubicarse en el percentil 68 y no calificar para el mismo programa, perdiendo esa oportunidad solo debido a su mes de nacimiento. Esta confusión entre madurez y habilidad beneficia a los mayores frente a los menores.

Seguidamente chequeó el caso de los estudiantes del college en Estados Unidos y encontró que los estudiantes menores están subrepresentados en 11.6%, es decir, ingresaron en menor proporción que los mayores de su generación.

 

En suma, los alumnos mayores reciben una ventaja acumulativa en el tiempo para tener más éxito que los menores. (datos tomados de Outliers, Malcolm Gladwell, Little, Brown y Co. Cap 1, 2008)

 

¿Qué se puede hacer al respecto? Una de las posibilidades para reducir el espectro de diferencias al hacer selecciones deportivas o atléticas a 6 meses por categoría; en los colegios, conformar clases haciendo cortes por edades cada 4 ó 6 meses, sobre todo en edades infantiles donde las diferencias de madurez asociadas a las edades son mayores. La otra es no conformar grupos avanzados o selecciones con niños pequeños hasta que alcancen un nivel de madurez que extinga las ventajas iniciales.

Se suele pensar poco en estas cosas porque se asume que el éxito es función de los logros individuales más que de la ayuda que se recibe de un contexto o circunstancias favorables. Sin embargo en el momento que se toma conciencia de que hay una cadena de ventajas que se acumulan en el tiempo en función de una ventaja inicial, estas reflexiones adquieren mucho más sentido, más aún frente a la contundencia de los datos mostrados líneas arriba.

Es verdad que hay niños muy avanzados para su edad y otros retrasados en sus funciones físicas o mentales. Sin embargo, para cada grupo nacido en cierto mes no deja de existir una distribución del tipo campana en la que unos están por delante de otros, y si se acumulan los 12 grupos de los 12 meses de cada año, se mantendrá la ventaja de los más maduros de los meses más cercanos al corte, y las desventajas de los menores respecto a la fecha final del corte.

Estas conclusiones pueden ser útiles para aquellos padres que se apresuran a matricular a sus hijos en los colegios en grados superiores al de su edad, o inclusive aquellos cuyo hijo o hija nació después -aunque muy cerca- de la fecha de corte, que prefieren “adelantarlo” a la promoción previa en lugar de dejarlo en la que le tocaría en la que siendo el mayor tendría muchas ventajas. En esos casos, con frecuencia “despacio se avanza más rápido y se llega más lejos”.