La seguidilla de anuncios del Ministro Chang respecto a los estudiantes de pedagogía y profesores desempleados y en servicio como contratados o nombrados, denota una voluntad de descremar al magisterio para que entren ó se queden los mejores, y eliminar a los postulantes a plazas o a activos que sean incompetentes. Algo así como quedarse con el tercio superior de postulantes, contratables, nombrables y nombrados. A los egresados de institutos y universidades de menor nivel los elimina inmediatamente, impidiendo que postulen a ser contratados y nombrados; y a los ya nombrados, pretende retirarlos en el mediano plazo, en la medida que no aprueben las evaluaciones rigurosas que se tomarán al amparo de la Ley de Carrera Pública Magisterial. Alan S. Blinder escribe sobre el temor a la relocación de un negocio de un país a otro en el Princeton´s Center for Economic Policy Studies (“Fear of Offshoring” Working Paper Nº 19, diciembre 2005). Su tesis principal es que no se está entendiendo el fenómeno del offshoring ni profundizando en sus posibles características e implicancias para transformar la sociedad futura al convertirse en la tercera revolución industrial. Sostiene los intercambios comerciales mundiales que se hagan en el futuro ya no se diferenciarán entre los bienes que se pueden embalar y los que no, sino entre los servicios que se pueden trasladar e intercambiar por vías electrónicas sin degradar su calidad y los que no se puedan. La primera revolución industrial produjo el flujo masivo de gente de los campos agrícolas a las fábricas urbanas, lo que transformó a las sociedades tradicionales, cómo y dónde vivían, educaban a sus hijos, organizaban los negocios, practicaban el gobierno. Si en 1810 el 84% de la fuerza de trabajo norteamericana estaba en el campo (y solo 3% en la industria manufacturera urbana), para 1960 bajó al 8% y hoy queda solo 2%. Luego vino la segunda revolución industrial y otra vez se produce un flujo masivo de trabajadores de la industria manufacturera hacia los servicios. En el año 1960 el 35% de los trabajadores norteamericanos no agrícolas estaban principalmente en el sector manufacturas y construcción y el 65% en servicios. Hoy llegamos a 17% y 83% respectivamente, lo que corrobora una tendencia mundial. Este giro ha traído mayores cambios en nuestras vidas desde el uso de la televisión y el Internet hasta la declinación del trabajo físico, por mencionar solo unos cuantos. Ahora estamos en las primeras etapas de la tercera revolución industrial, que ha sido denominada “era de la información”. El masivo y barato flujo de información alrededor del planeta ha expandido el espectro de servicios comercializables. Como con las primeras dos revoluciones industriales, este también requerirá amplios reajustes en las formas de vida, trabajo, educación de los hijos, etc. Pero, así como en las revoluciones anteriores el resultado no fue el desempleo masivo sino la creación de nuevas formas de empleo girando primero hacia las manufacturas y luego hacia los servicios, también esta vez ocurrirá hacia nuevas formas de empleo. ¿Qué tipo de empleos se están poniendo en peligro por el offshoring? Por ejemplo el trabajo médico, chofer de taxi, policía o piloto de avión no corren peligro, pero el de radiólogo, operador de central telefónica, guardia de seguridad o programador de computadoras, sí. Es decir, la división entre unos y otros se dará en función de los trabajos que pueden ser despachados electrónicamente (de modo impersonal, como antes las manufacturas embalables) y aquellos que requieren presencia física y actividad cara a cara (despachados de modo personal, ya sea que el cliente acude personalmente al proveedor o el proveedor va a buscar al cliente). Los empleos vinculados a la salud mayoritariamente serán de atención personal, pero habrá los de pruebas radiológicas, laboratorio y hasta algunas operaciones que podrán atenderse a distancia. Los servicios de educación también seguirán siendo proveídos de modo personal entre inicial y secundaria, pero a nivel universitario sí se producirá un paulatino desplazamiento hacia la virtualidad. Los profesionales y servicios de negocios comprenden una variedad muy heterogénea de trabajadores, desde los CEOs hasta los mecanógrafos. Muchos de estos servicios serán proveídos de modo impersonal. Las industrias de entretenimiento, recreación y turismo están más a salvo, aunque los servicios de reservas si pueden ser impersonales. Los empleos en los servicios financieros serán muy distintos en el futuro, aún difíciles de imaginar en sus efectos. Compras en detalle, servicios informáticos y otros podrán ser proveídos de modo impersonal. Por último, vale señalar que en este mundo tendrán más ventaja los pobladores de India (que hablan inglés y se especializan en servicios informáticos impersonales) que los de China (que se especializa más en la manufactura impersonal). Las conclusiones que emergen de esto es que los países que quieran subirse a la ola deberán especializar más a sus recursos humanos en los servicios que sean proveídas de modo personal, y menos en los que requieren servicios manufactureros impersonales. Así, en el futuro será más importante cómo se educa más que cuántos años uno se educa. Lamentablemente la diferencia entre los servicios personales y los impersonales no corresponden a las tradicionales diferencias entre trabajadores altamente calificados y trabajadores poco calificados, de modo que proveer más educación no será la respuesta. Sin duda será muy valorada la imaginación y creatividad condiciones para crear valor agregado, aunque eso es difícil de enseñar tardíamente en los colegios. Así que, manos a la obra.