Me pregunto si los niños van a la escuela para no aprender lo que el ministerio de educación determinó como estándar satisfactorio. Ese es el caso de la mayoría de los alumnos que asisten a la escuela pública y privada del Perú.

Una vez más, las pruebas censales de fines del año 2010 corroboran lo que ya sabemos: hay avances lentísimos en los temas de lectura urbana, pero hay retroceso en matemáticas, y en las zonas rurales, se ha retrocedido en ambas áreas. Así, en términos generales seguimos produciendo 7 de cada 10 egresados de 2do grado sin capacidad de comprender la lectura esperada para el grado y 9 de cada 10 egresados de 2do grado sin capacidad de resolver las operaciones aritméticas básicas esperadas para la edad.

El expediente más sencillo es echarle la culpa a los profesores o a los alumnos. Unos por no saber enseñar y otros por no poner de su parte para aprender. Pero ya estamos suficientemente curtidos para saber que eso no es cierto. Por ejemplo, no hemos escuchado autocrítica alguna del ministerio de educación en el sentido de que el currículo, estándares de logros, los textos y materiales para inicial y los primeros grados sean inadecuados. Tampoco que las normas vigentes para la gestión educativa no sean pertinentes, ni que las capacitaciones docentes y el propio trabajo de las Ugeles requiere replantearse. Tampoco hemos escuchado autocríticas ministeriales a la manera como están evaluando e incorporando a los profesores a la Carrera Pública Magisterial. Solo se escucha al Presidente García y al ministro de turno expresar triunfalistamente lo que ellos denominan “avances en la dirección correcta”.

¿No será hora de preguntarse si realmente estamos en la dirección correcta? ¿Tiene sentido que la mayoría de los alumnos que van a los colegios estatales, sobre todo en las zonas rurales, estén prematuramente condenados a la invalidez ó muerte escolar desde el 2do grado de primaria?

El reto del próximo gobierno empieza por revisar todo esto y partir de la premisa que no estamos en la dirección correcta. Así como vamos, no llegaremos muy lejos.

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