Andrés Oppenheimer, lúcido e informado periodista internacional, habla de la evaluación docente en México y Perú como una solución para la baja calidad educativa. («Los maestros latinoamericanos rinden examen» www.elnuevoherald.com 24/8/2008).

En ambos casos, los sindicatos magisteriales han cedido a la presión del gobierno y la opinión pública. Aprobar la evaluación será requisito para ingresar a la carrera o ascender. Con ello se espera poner fin al sistema que existía hasta ahora de conseguir nombramientos por designación del sindicato tomando en cuenta coimas o lealtades políticas. Los resultados en México alarman tanto como los conocidos para el Perú: cerca del 70% de 71,000 maestros mexicanos que postularon para cubrir un cargo no aprobaron el 11 de agosto el examen nacional de preparación básica para ser educadores.

Sin embargo, vale la pena preguntarse, tanto para México como para Perú, si evaluar a los postulantes al cargo docente resuelve el problema de aquellos profesores ya nombrados que tienen mala formación y tendrán en sus manos a los alumnos de las escuelas públicas por los próximos 20 años. México tiene más de un millón de docentes, y sólo saca a concurso unos 45,000 puestos por año. Perú tiene 280,00 docentes y sus requerimientos son de 6,000 profesores al año. Esto significa que en México cada año se renovará apenas el 5% del conjunto de docentes y en Perú un porcentaje aún menor, lo que obligará a esperar 20 años para un cambio generacional de docentes. ¿Podemos esperar tanto tiempo?

En México quieren capacitar a 150,000 profesores por año. En el Perú se capacitarán este año unos 70,000 docentes, que se sumarán a los 30,000 del año pasado. El problema es que las 250 horas de capacitación ofrecidas tienen un impacto muy leve en la formación y mejoramiento del desempeño docente.

¿Tiene cabida el optimismo peruano y mexicano frente a esta realidad? Más allá del anuncio políticamente correcto, en los hechos no se notará gran mejora.

Hay que buscar otras estrategias más rápidas, abarcativas del universo docente y eficaces. Una de ellas, en vez de mandar individualmente a los profesores a las universidades a una formación descontextualizada, llevar a los expertos de las universidades a cada colegio para capacitar al conjunto de los profesores de cada colegio in situ, como equipo, de acuerdo a su propia realidad y necesidades. El reto está en habilitar rápidamente suficientes expertos para que vayan directamente a apoyar a los colegios.

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