Una portada de la revista chilena “Qué Pasa” del 6/9/2008 ha desencadenado una envidiable conmoción social en Chile. Mario Waissbluth, profesor de ingeniería de la Universidad de Chile, después de revisar estudios, cifras y comentarios de profesores, promotores educativos y expertos en educación escolar, se escandalizó por el desastre que encontró –que comparó con el del sistema de transporte masivo de Santiago llamado “Transantiago”- y redactó diez conclusiones que tuvieron un enorme impacto en los medios y la sociedad chilena por revelar la pésima situación de la educación.

Su frustración se derivó de enterarse –entre otras cosas- que cerca del 40% de los niños chilenos no entendían lo que leían. Así mismo, un estudio hecho a 488 estudiantes de pedagogía de 5 universidades nacionales mostraba que en la prueba de ingreso a la carrera solo 64% podía leer un gráfico y que ante la misma prueba 5 años más tarde, habiendo ya obtenido el título de profesor, el porcentaje apenas subía a 65,4%. Ese horror le pareció una inmoralidad. La expresión “Educación 2020” era la idea fuerza de una iniciativa que pretendía como meta para el año 2020 que el 20% de los niños más pobres y 20% de los más ricos tengan la misma educación.

Su columna empezó a circular en la intranet de la facultad de ingeniería, fue discutida por los estudiantes que le preguntaron ¿y ahora, qué sigue?. Lo que vino después fue una avalancha de pedidos para exponer sus puntos de vista en el Congreso, la radio, TV, etc. Waissbluth lidera actualmente la iniciativa “Educación 2020” que urge la modificación del estatuto docente (ley del magisterio) al cual responsabiliza de la mediocridad de la educación escolar chilena. De allí el título “Estatuto Docente: Una tragedia peor que el Transantiago”.

Las 10 propuestas de “Educación 2020” comprenden: 1) Envío al Parlamento a la brevedad, de un proyecto de ley sobre Carrera Docente, que siente las bases para que, en forma gradual pero garantizada, el país pueda contar hacia el año 2020 con una planta completa de profesores de nivel equivalente a los de países industrializados, con una estructura de remuneraciones e incentivos monetarios y no monetarios, similares a los de otras carreras prestigiadas en Chile. Esta ley debe proveer, como en otros países, una estabilidad laboral razonable y una capacitación permanente a los maestros pero al mismo tiempo, debe permitir a los directores de colegios la posibilidad de incentivar los mejores resultados y corregir las fallas más graves al desempeño docente. 2) Asignación de 3,000 becas adicionales a las ya existentes para egresados de secundaria con puntajes superiores a 650 puntos en la Prueba de Suficiencia Universitaria, que opten por estudiar pedagogía. 3) Eliminar los Programas de Formación Docente de dudosa calidad 4) Dar carácter obligatorio al examen nacional de habilitación para cualquier profesor que ingrese a trabajar en una escuela. 5) Permitir que personas con las calificaciones y el liderazgo adecuado, que ganen los concursos correspondientes, puedan convertirse en Director de Escuela aunque no tengan título de profesor. 6) Asignar recursos para indemnizar a los directores que no logren refrendar su posición en los nuevos concursos 7) Permitir a los directores de escuelas municipales contar con recursos flexibles para solucionar el déficit en áreas estratégicas, como por ejemplo matemáticas o inglés 8). Acortar el plazo para definir el nuevo currículum de las escuelas de pedagogía. 9) Elaborar y publicar un estudio que determine el costo requerido para que Chile logre una educación de calidad internacional para todos. 10) Si bien algunos datos están disponibles esporádicamente, es necesaria la publicación permanente de estadísticas, ampliamente disponibles y comprensibles para el público, respecto de, por ejemplo: porcentaje de alumnos con puntajes dentro del 25% más alto de la PSU que ingresan a estudiar pedagogía; porcentaje de profesores en ejercicio activo que hayan aprobado el inminente examen nacional de habilitación pedagógica; estructura de remuneraciones e incentivos de profesores respecto a otras profesiones del país; y resultados de los exámenes educacionales TIMMS y PISA, que permitan medir permanentemente la calidad de nuestra educación comparada con la de otros países.

Regresando al Perú, país que tiene datos educacionales peores que los chilenos, en el que sabemos que si no hay presión política los temas importantes no entran en la agenda de acción del gobierno, tratando de aprender por analogía ¿No será hora de que en el Perú se organice un gran movimiento de “padres de familia por la educación”, que elaboren sus demandas por una educación de calidad con equidad, se hagan presentes en los espacios públicos y que en cada proceso electoral municipal, regional, congresal o nacional propongan como bandera: “si no le interesa la educación, búscate otro candidato”?