Qué vanguardista hubiera sido PPK si el 25/8 hubiera empezado su discurso al Congreso diciendo: “Señores, vamos a tratar el único tema decisivo para la viabilidad futura del país: la educación, que es sinónimo de seguridad y desarrollo.
Si aspiramos a contar con profesionales y trabajadores altamente productivos conformando empresas muy competitivas, capaces de penetrar los mercados mundiales y poner condiciones por su originalidad, sus bajos costos y alta calidad, apostemos por la educación. Si queremos vivir en un país en el que la tolerancia y el respeto a las diferencias sin discriminación animen nuestra vocación inclusiva, democrática y de paz social, apostemos por la educación.
Si aspiramos a que nuestro país produzca ciencia y tecnología novedosa, aprovechando nuestra biodiversidad, recursos naturales y ventajas comparativas, apostemos por la educación. Si deseamos ver a nuestros hijos sanos, que no amputen sus vidas por sucumbir a las drogas o los accidentes por estar ebrios, apostemos por la educación. Si queremos caminar por las calles seguros, sin el acecho de los delincuentes de toda marca que en su mayoría fueron niños y jóvenes que escogieron la delincuencia para sobrevivir porque la vía institucional legal no les abrió oportunidades dignas, apostemos por la educación.
Si aspiramos a vivir en un Estado de Derecho sin corrupción, en el que la población se enfrente a los dictadores y corruptos y sea capaz de censurarlos en lugar de aplaudirlos y votar por ellos, en el que los electores se informen por la trayectoria de los candidatos en vez de dejarse llevar por sus encantos faranduleros o circenses, apostemos por la educación. Si anhelamos tener gobernantes estadistas capaces de articular las experiencias pasadas con las futuras y que reciban el respaldo popular por ser honestos, apostemos por la educación.
Si aspiramos a que los medios de comunicación oferten programas compatibles con los valores de una sociedad sana, en lugar de concentrarse en la mediocridad y chabacanería que el público demanda para su entretenimiento, apostemos por la educación. Si queremos vivir en un país que tenga un proyecto de futuro, cuya población conozca sus metas y se comprometa con ellas, apostemos por la educación”.
Lamentablemente, Kuczynski no logra entender que la educación es el motor del desarrollo y que el mensaje “la macroeconomía está bien y sólo faltan más policías para cuidar a la población A-B” no nos llevará muy lejos.