A iniciativa del entonces Presidente Valentín Paniagua y el Ministro de Educación Marcial Rubio fui invitado en enero 2001 a integrar la «Comisión Nacional para la Consulta para un Acuerdo Nacional por la Educación» que culminó formalmente sus labores en julio 2001.
Acepté integrar la comisión porque sentí que en ese momento todos los peruanos que fuéramos convocados deberíamos dar un granito de arena en la creación de una nueva cultura de consulta cívica y la reinstitucionalización democrática del país.
En lo personal mi idea de partida era que debíamos tratar a profundidad pocos temas aunque escogiendo los más cruciales; además tenía la expectativa que contaríamos con un fuerte apoyo de los medios de comunicación para divulgar lo que funciona y no funciona en el Perú y en otros países, como un insumo para el gran debate nacional por la educación que debería decantar luego las líneas maestras de una reformulación del sistema educativo peruano.
Hacer una consulta sin debate y un debate sin nuevos insumos me parecía que nos llevaría a dar vueltas en círculo en torno a las mismas preocupaciones educacionales de siempre que quedarían listadas y sistematizadas, pero sin traducirlas en una agenda de prioridades y realizaciones en el tiempo.
Sin debate y nuevos insumos corríamos el riesgo de quedarnos en los conceptos y deseos, sin aterrizar en las políticas y estrategias, que es lo que necesita un gobierno para actuar.

 

RETROSPECTIVA

 

Mirando retrospectivamente lo que hicimos con el escaso tiempo y presupuesto con el que contamos, hay lugar para un balance positivo y consideraciones para el futuro.

1). Me pareció positivo y estimulante el encuentro humano casi semanal entre unos 25 especialistas de diversas procedencias tratando de ponerse de acuerdo en los detalles de la consulta, su utilidad, estrategias, implicancias, etc. Es bueno para el país que haya una fluida comunicación entre sus líderes de opinión.
2). Ha quedado un documento útil e inédito que sistematizó las respuestas de centenas de miles de personas que expresaron sus preocupaciones sobre el tema educativo. Constituye una especie de gran diagnóstico situacional de la educación peruana.
3). Dentro de la comisión hubo total autonomía para actuar, pronunciarse y definir estrategias, sin ninguna interferencia gubernamental.
4). Se ha evidenciado que un pequeño programa semanal de una hora en la radio y televisión estatal, conducido con mucho entusiasmo y empeño por Zenaida Solís, despertó mucho interés en sus pocos meses de emisión.

 

PROSPECTIVA

 

En el futuro habría que completar las siguientes etapas de la consulta, lo que implica poner a debate los hallazgos, poner a consideración de la población las diversas alternativas de acción en base a experiencias peruanas y extranjeras, e involucrar a más factores de la sociedad y la clase política para traducir todo este esfuerzo en una formulación que pueda aplicarse en función de prioridades, tiempos y presupuestos definidos.
Todo eso podría constituirse en el insumo principal para el diseño del nuevo sistema educativo peruano y la formulación de la legislación apropiada.
Para dichas etapas debería conformarse una comisión más descentralizada que evite los sesgos limeños, y hacer un trabajo a profundidad en los temas cruciales.
Habría que ser muy insistentes en captar los aportes de todas las instituciones y sectores de la sociedad nacional, para evitar que la opinión de los educadores esté sobre representada respecto a la de los empresarios, gremios profesionales, iglesias, fuerzas armadas, universidades, etc.
Un factor clave para la difusión de las propuestas, el debate y la retroalimentación de ideas es el apoyo de los medios de comunicación, particularmente el canal estatal que en la etapa anterior no dispuso mas de una hora semanal para los fines de la comisión.

 

REFLEXIÓN:

 

La Comisión Nacional presidida por el Padre Ricardo Morales y el equipo ejecutivo dirigido por la educadora Teresa Tovar cumplieron con el encargo del presidente Valentín Paniagua y el Ministro Marcial Rubio, dentro de las restricciones presupuestales y temporales existentes. Por esa labor merecen el reconocimiento de la ciudadanía.
Ahora le corresponde al Ministerio de Educación exponer el material obtenido por esta consulta masiva al escrutinio de la opinión pública y de los propios integrantes de la comisión, para afinar los documentos y dejar el camino expedito para los próximos pasos que el gobierno decida tomar.
Pase lo que pase en el futuro, no me cabe duda que el trabajo acumulado hasta la fecha será un precedente de enorme relevancia para cualquier iniciativa futura de consulta y búsqueda de acuerdos en materia educacional.