La Jornada-México del 12/9/2006 titula “Zacatecas: la bomba educativa” al anuncio hecho el 3 de septiembre pasado por parte del gobierno regional de Zacatecas de que devolvería la administración del sistema educativo al Gobierno Central de México debido a que el modelo de descentralización educativa diseñado por la burocracia había fracaso y era inviable por el abandono financiero del Gobierno Central (similar a la queja de los chilenos). La descentralización educativa mexicana empezó hace 14 años disfrazada del nombre “Acuerdo Nacional para la Modernización de la Educación Básica” (ANMEB). La reforma fue impuesta centralmente para resolverle las dificultades operativas a la burocracia educativa central. No había sido solicitada por los maestros ni los padres de familia ni los gobiernos regionales; no respondía a sus necesidades ni atendía sus problemas medulares. Se trataba de una “descentralización centralizadora» que pretendía que los gobiernos locales hicieran con menos dinero y recursos lo que el gobierno central no pudo realizar con más. Lo que en realidad se descentralizó fue las obligaciones, pero no los recursos ni las facultades suficientes. De este modo hoy en día 87% de los planteles (los destinados a la educación primaria estatal) no tienen apoyo material o financiero suficiente, y deben ser sostenidos por la cooperación de los padres de familia. Las plazas están congeladas, se estimula el retiro voluntario de maestros sin reemplazo, se retienen los salarios por falta de fondos, hay sobrecarga de trabajo, se producen ceses injustificados, y se precariza el trabajo docente. Además, la descentralización educativa ha creado un verdadero caos salarial y laboral entre los trabajadores de la educación del país porque cada región arregla a su manera su situación laboral y los aguinaldos. En suma, según esta nota, para México la descentralización ha sido un fracaso por lo que las regiones quieren recentralizar el sistema educativo. Algo parecido parece estar ocurriendo con la descentralización de la salud. En vísperas del inicio del plan piloto de descentralización educativa en el Perú que abarcará 50 distritos, es importante establecer los procedimientos y candados no solo para garantizar el financiamiento creciente del costo educativo actual y futuro (cuando el piloto se haya generalizado a todo el país) sino para establecer las pautas que permitirán abrir las plazas docentes debidamente financiadas cada vez que el número de alumnos lo requiera, dando la debida estabilidad al quehacer docente