¿Cuáles son los problemas básicos de la educación universitaria latinoamericana? No se puede generalizar porque hay universidades de todo tipo y calidad, pero sin duda se observa en muchas universidades tres enfermedades:
El escaso esfuerzo por la investigación, especialmente en ciencia y tecnología, que es lo que normalmente coloca a los países en la frontera del conocimiento en aquellos campos que priorizan para la investigación.
En lugar de estar en la vanguardia creando la agenda del debate sobre el desarrollo -sobre el cual pueden influir-, parecen estar en la retaguardia, analizando y documentando lo que ya pasó -en lo que ya no pueden influir.
Mantienen un notorio aislamiento y mudez social. Las universidades trabajan para adentro, interactúan muy poco con el medio ambiente cultural, social y empresarial, y están ausentes en los debates y propuestas de los grandes temas nacionales. No se ven pronunciamientos de las universidades en temas como medio ambiente, transgénicos, corrupción, pobreza e inequidad, Derechos Humanos, etc. Parecen tener anteojeras para ocuparse solamente de su actividad académica o formación profesional sin mirar alrededor. La mudez de las universidades se transforma luego en mudez de sus catedráticos.
Esto ocurre, entro otras razones, como consecuencia a que en América Latina los golpes militares y regímenes totalitarios aplastaron la voz de las universidades e instalaron el paradigma «no hables, no opines, no te metas, cuida tu pellejo». Pocos se han recuperado de esa represión cultural y cívica.
En el primer mundo el desarrollo universitario se plantea en términos muy diferentes que les dan muchas ventajas frente a las latinoamericanas. 1). Toda reforma educativa tiene que pasar por un acuerdo entre empresarios, estado y universidades. 2). El estado y el mundo de la empresa invierten en las universidades para producir investigaciones aplicadas y tecnología, para lo cual además hay incentivos tributarios. 3). Las universidades tienen revistas muy prestigiadas que publican las opiniones institucionales y de sus catedráticos. Organizan eventos académicos de notable interés periodístico donde todo el tiempo editorializan y además sus catedráticos se pronuncian sobre los problemas nacionales y la agenda del futuro.
Para reformular el enfoque latinoamericano podría ayudar el uso de fondos estatales y privados concursables e incentivos tributarios para que las universidades investiguen los temas de la agenda nacional que están en las prioridades de los ministerios y de las empresas. Lo otro, lo de su indiferencia ética y mudez social, es un problema cultural más profundo. Las universidades deben hacer una seria autocrítica y buscar sus caminos recordando que son el último y privilegiado recinto en el que los intelectuales y expertos pueden aportar sus ideas al país.
En aquellos países en los que hay muchas universidades y escasa investigación lo que se podría hacer para mejorar el nivel de su docencia es empezar instalando al menos un centro de altos estudios científicos que agrupe a la elite de los investigadores nacionales. Estos, juntos, actuando sinérgicamente, pueden generar ciencia y tecnología propia, en la medida que cuenten con un fuerte financiamiento y empoderamiento científico por parte del estado en alianza con los empresarios, con lo que puedan empezar a producir teorías y patentes que aporten a la ciencia y tecnología nacional y mundial. Su producción, por efecto de chorreo, elevará luego el nivel académico de las universidades. Así ocurre por ejemplo en Israel con el Instituto Weizman que tiene logros espectaculares a nivel mundial
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