La educación tradicional que, aunque ineficiente, se mantiene vigente en estos tiempos, tiene fuertes anclajes en el trivium y quadriviun de los romanos: la obsesión por el currículo académico fracturado por áreas y los estándares del mundo anglosajón. Asímismo, la convicción de que si todos los alumnos de cada cohorte estudian lo mismo, de la misma manera, en el mismo tiempo, con los mismos desafíos y exámenes; entonces se les está dándo un trato igualitario, cumpliendo la promesa de la igualdad de oportunidades de acceso a la educación de calidad.

El hecho que la realidad evidencie que nada de eso sea cierto no parece incomodar a los ministerios de educación que prefieren el confort administrativo de lo centralista, uniforme, reglamentarista y controlista. Se sienten cómodos aspirando a subir unos puntos en ERCE o PISA y agregar algo de presupuesto para infraestructura educativa y sueldos magisteriales.

De ese modo, lo que tenemos son niños a los que llaman alumnos que asisten a un local al que llaman colegio que están a cargo de adultos a los que llaman maestros, dando por hecho que lo que ocurre allí es una buena educación. A todas luces esta idea de “buena educacion” no guarda ninguna relación con la realidad de estos tiempos.

También ha resultado ineficiente la incorporación en el siglo XX de la visión del colegio como una antesala a la universidad, por lo que se espera que entrenen a sus alumnos para que sean capaces de atender los requisitos de admisión a las universidades. Se obliga a los colegios a renunciar a formulaciones pedagógicas originales pensadas en el desarrollo de niños y adolescente en aras de entrenar a estos eventuales postulantes a las universidades, cuyas formas de admisión terminan dominando la pedagogía de la secundaria.

Este otro propósito también ha evidenciado ser errado, porque el entrenamiento pre universitario a lo más les alcanza a un subgrupo de alumnos para ingresar, pero no garantiza nada respecto al éxito que requieren tener como estudiantes universitarios y luego como profesionales. Es más, hay tantos ejemplos de que no hay tal correlación que ese concepto de secundaria funcional a los desarrollos futuros de cada individuo ha quedado en el mero mundo de las fantasías. Sin embargo, un ministerio que no está cómodo preguntándose por qué no funciona bien el sistema educativo en cuanto a la autoestima y desempeño de sus egresados, prefiere evitar esas confrontaciones, en aras de hacer siempre más de lo mismo con algunos retoques cosméticos que lleven la firma del ministro de turno. Y con ello se sigue estafando las esperanzas de las familias peruanas que confían en que ir al colegio educa a los alumnos y los prepara para los muchos retos de la vida de egresados.

Les propongo diseñar nuevas formas de evaluar la calidad de la educación que sean más funcionales a la noción de estudiantes preparados para lidiar con los retos políticos, económicos y sociales de su tiempo, que es uno de los propósitos centrales de su paso por la vida escolar. Del resultado de esas otras formas de evaluación podrían emerger las recomendaciones sobre las transformaciones que requieren los colegios para ser realmente relevantes para la vida de sus egresados.

También ha resultado ineficiente la incorporación en el siglo XX de la visión del colegio como una antesala a la universidad, por lo que se espera que entrenen a sus alumnos para que sean capaces de atender los requisitos de admisión a las universidades. Se obliga a los colegios a renunciar a formulaciones pedagógicas originales pensadas en el desarrollo de niños y adolescente en aras de entrenar a estos eventuales postulantes a las universidades, cuyas formas de admisión terminan dominando la pedagogía de la secundaria.

A manera de ejemplo, aquí les propongo una posibilidad a ensayar, para lo cual se podría partir por identificar algunos alumnos que estén egresando de los colegios y que tengan excelentes notas en las áreas tradicionales que el Minedu exige que aparezcan en las actas escolares, (Matemáticas, Comunicación, Ciencias, etc.) para hacerles estas seis preguntas y deducir qué es lo que realmente se llevan consigo al egresar del colegio:

1). ¿Qué sabes y que posición tienes respecto a las pretenciones de Rusia sobre Ucrania y China sobre Taiwán a las que tendría que responder EE.UU. y la OTAN, que afectarán la economía mundial y que inclusive pueden desencadenar una próxima guerra con impacto planetario entre EE.UU. y Rusia y entre EE.UU. y China?.

2). En América se observa cada vez más una polarización política entre los extremos de derecha e izquierda, que con discursos populistas, voluntaristas y extremistas están apelando a la votación emocional y evaporando el centro político. Trump, Castro, Maduro, Ortega, Castillo, Bukele, Bolsonaro, Kats, Milei…¿Cómo piensas ejercer tu rol ciudadano en este contexto, habida cuenta que la vida en democracia se fundamenta en la empatía, respeto a la diversidad y acuerdos dialogados entre las opciones?

3). El mundo se enfrenta cada vez más a frecuentes y destructivos desastres naturales debido al aumento de la temperatura global, la contaminación ambiental, la deforestación, le extinción de especies y el efecto de nuevas epidemias globales. ¿Cómo piensas organizar tu vida ciudadana en ese escenario?

4). El mundo se encamina a estados totalitarios que controlan la información de las personas y las observan continuamente con los sistemas de videovigilancia y control de sus comunicaciones, con lo que pueden saber qué hace y qué piensa y dónde está cada persona en cada momento. ¿Qué significa para ti ser ciudadano en ese escenario y cómo piensas actuar en él?

5). El mundo se encamina al fin de la clase media económica por una desigual distribución de riqueza en la que los ricos se hacen más ricos y los pobres más pobres, los empleos permanentes se reducen, y la escasa buena remuneración solo estará al alcance de los empleados de las grandes empresas tecnológicas que lideran el mercado. ¿Cómo imaginas tu vida y seguridad económica en ese escenario?

6). A la par que las universidades forman por igual a todos los profesionales de cada especialidad, el mundo laboral demanda profesionales capaces de diferenciarse por el valor agregado que le aportarían a la empresa. Siendo así, ¿por qué te elegirían a ti para una beca o para un buen empleo? ¿Cuáles son tus fortalezas y qué valor le agregas como ciudadano y como profesional a la comunidad o a la empresa?

Es probable que la mayoría de los egresados escolares del tercio superior no sepan mucho de todo esto y mucho menos tengan una posición frente a los escenarios previsibles. En otras palabras, salen del colegio sin tener la menor idea del mundo en el que viven y vivirán. ¿Podemos concluir entonces que han sido bien educados porque sacaron las mejores notas de las áreas curriculares dentro de su cohorte?

Si la repuesta es NO tenemos allí un fuerte motivo para reformular las características de la educación escolar de estos tiempos, de modo que incorpore al diario vivir de los escolares los problemas reales del mundo en el que viven. Es en función de ellos que harían las indagaciones, búsqueda de antecedentes y fuentes de información, apelarían a las disciplinas académicas que aporten conceptos y teorías, y con todo ello entenderían lo que pasa en el mundo y tomarían posiciones respecto a lo que se viene. En el núcleo de todo esto tendríamos un currículo basado en problemas y proyectos interdisciplinarios muy distinto al currículo segmentado por áreas que heredamos de los siglos anteriores. A su vez, un enfoque pedagógico que enfatiza el proceso de aprendizaje y que está muy centrado en el alumno y lo que inspira su deseo de aprender, en vez del tradicional enfoque maestro-centrado o programa-centrado en el que el alumno no tiene ni voz ni voto respecto a lo que se le exige que aprenda.

Este enfoque educativo debe asumir además que el futuro no es consecuencia lineal del pasado, por lo que si bien los alumnos deben saber cómo fue el mundo que pasó, no deben perder de vista el mundo futuro que enfrentarán y en el cual tendrán que organizar su vida ciudadana y profesional. Si no logran saber en qué mundo viven y cuáles son los retos previsibles del mundo que se viene en el futuro, ¿cómo podrán responder bien a esos desafíos?

En suma, el modelo de educación básica para el futuro no puede ser “una versión mejorada del pasado”, sino tener un nuevo diseño basado en el futuro por venir. Además, debe asegurar que los estudiantes se vuelvan autónomos, resilientes y capaces de autorregular su conducta y emociones. Eso no es posible en un ambiente educativo de corte autoritario, estandarizador y reglamentarista por lo que el Minedu tendría que reformular su rol para ser un agente que estimula la innovación y autonomía escolar. Eso incluye replantear la formación y capacitación docente dando mucho peso a lo socioemocional e interdisciplinario, delegando en los equipos docentes que lideran cada comunidad educativa el diseño específico de su perfil curricular y pedagógico, en función del contexto particular en el que desempeñan sus funciones.

Revista Ideele N°301. Diciembre 2021. https://www.revistaideele.com/2021/12/21/los-egresados-del-colegio-no-saben-en-que-mundo-viven/

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