Cuando el ánimo de protestar por la afectación de los derechos humanos por parte de los estudiantes universitarios no se expresa contra las dictaduras represivas en el mundo, los crímenes de gobierno, la represión a la comunidad LGBTQ, la subordinación esclava de las mujeres ante los varones en tantos países islámicos del Medio Oriente y África que incluso practican la mutilación genital de mujeres por millones, en los que protestan solo existe eswe ánimo para aludir a los efectos de la incursión de Israel en Gaza que procura defender su derecho a la seguridad, no deja de llamar la atención.

Cuando de todos los países dictatoriales del mundo que causan muertes y detenciones arbitrarias en sus sociedades, liderados por Rusia, China, Irán, Qatar, Arabia Saudita, los países llamados democráticos solo tienen al frente a Israel para romper relaciones diplomáticas, no deja de llamar la atención.

Cuando de todos los problemas del mundo, hay solo uno del que se ocupan los medios y redes todos los días, no deja de llamar la atención. Para ellos no existe la invasión rusa a Ucrania, no existen las guerras y conflictos internos de Etiopía, Yemen, Sudán, Siria, Malí, Níger, Burkina Faso, Somalia, Congo y Mozambique, todos los cuales producen cientos de miles de muertos, heridos y desplazados, especialmente mujeres y niños. Para ellos solo existe la reacción de Israel en Gaza ante el ataque genocida de Hamas el 7 de octubre del 2023, que por lo demás ya ni se menciona cuando se alude al problema de la zona.

Cuando de todos los problemas que hay en el mundo, el único que impacta en la campaña electoral de los Estados Unidos, Francia, Inglaterra, España, entre otros, no deja de llamar la atención.

El denominador común es muy visible. Hay una animadversión contra Israel y por extensión   hacia todos los judíos del mundo, así no tengan relación con Israel, como resultado de una muy orquestada intención de medios noticiosos europeos con intereses financieros en el mundo árabe, así como del liderazgo radical islámico activo en los países democráticos, para revivir la tarea inconclusa de Hitler que pretendió eliminar a los judíos del planeta.

La diferencia es que ahora que existe el “Estado Judío” de Israel, se puede optar por una postura “políticamente aceptable” de censurar a Israel para tener la sombrilla que abarque a todo el pueblo judío. De lo contrario, ¿cómo se explican los ataques contra judíos en las universidades norteamericanas, a los judíos que pasean por las calles en Europa con sus atuendos tradicionales e inclusive los ataques a rabinos, sinagogas y cementerios europeos?  ¿Por qué hay tanto dinero de los países petroleros como Qatar nutriendo las protestas y narrativas sesgadas de los medios y redes que exacerban las tensiones y la intolerancia hacia la comunidad judía en general? Ese es el intento de holocausto político contra el pueblo judío.

Una cosa es expresar una postura política contraria al gobierno de Israel, como lo hacen pacíficamente cientos de miles de israelíes en el escenario de su debate democrático interno (impensable en los países árabes), y otra cosa es convertir a Israel en el gran paria del planeta, desconociendo todos sus aportes al bienestar de la humanidad y sus esfuerzos por una convivencia pacífica y democrática en el marco de un arreglo de seguridad regional.

No es casualidad que los periodistas de todos los medios, incluso los hostiles, prefieren alojarse en Israel en lugar de hacerlo en cualquiera de los países islámicos donde tendrían insalvables limitaciones y temores para realizar libremente su labor periodística.

Distorsionar el sentido del holocausto que se conmemora este año el 6 de mayo, equivale a revivir el asesinato premeditado científicamente planificados por los nazis para eliminar a todos los judíos del planeta, acusados de todos los males de la humanidad. De ese objetivo, las huestes de Hitler avanzaron hasta eliminar a más de seis millones. Sus herederos lamentan la tarea inconclusa. De allí que somos muchos quienes persistimos en hacer notar los extremos a los que llega la civilización cuando un sector de ella sostiene que su existencia feliz depende de la eliminación física de todos los integrantes del pueblo al que aborrecen.

La conmemoración del “Día del Recuerdo del Holocausto y el Heroísmo” es más oportuna hoy frente al escenario de antisemitismo descrito. Los temas regionales deben ser encarados y resueltos por sus actores políticos en el entendido además de que toda moneda tiene dos caras. Más allá de ello, no hay derecho a generar un ambiente de temor y preocupación en las comunidades judías por la persistencia del antisemitismo en la sociedad contemporánea. Esa es una afrenta existencial que pone a prueba la solidez del pensamiento democrático contemporáneo.

Los verdaderos demócratas no pueden alinearse tan mansamente frente a los dictados del odio de los radicales árabes y de los herederos de la misión nazi que buscan concluir la tarea de Hitler   en nuestros tiempos.