Se sabía que los textos no estarían listos a tiempo. A Malpica y sus múltiples asesores les tomaba una eternidad tomar decisiones. Lo mismo ocurrió con la emergencia. Sota y Vexler están tratando de lidiar con un problema que ellos no han creado.
Me parece prudente definir una política nacional de textos escolares pero el principio rector debiera ser que cada colegio público, al igual que los privados, escoja el texto con el que quiere trabajar, a partir de un catálogo autorizado por el Ministerio de Educación, en lugar de que el ministerio decida por los colegios cuál es el texto único por curso con el que todas las escuelas del Perú habrán de trabajar. El ministerio no es una casa editorial sino un comprador de textos. Este enfoque es más democrático y respetuoso de la autonomía escolar.