Nuevos aires soplan en San Marcos. Y no sólo porque este año sea el primero en la historia de la decana universidad, en el que se ha abierto un proceso de admisión en noviembre para darle “un segundo aire” a los postulantes, sino porque se está gestando un fuerte movimiento que busca revolucionar la educación en el Perú.

A diferencia de “proyectos” anteriores, este no tiene nada que ver con la política sino más bien con la tecnología, la ciencia y la búsqueda de soluciones innovadoras a los retos que presenta el subdesarrollo.
Según el presidente de la comisión ejecutiva de admisión, Oswaldo Ramos Chumpitaz, no basta con reconocer que en el Perú existe una sobreoferta de profesionales en las carreras tradicionales, sino más bien se deben buscar alternativas.

La primera de ellas, y tal vez la más audaz, sea la de promover que San Marcos se convierta en pionera en la incorporación al estatus de universitarios a los escolares talentosos, entre los 12 a 16 años, que alcancen un cupo en el examen de admisión con altos puntajes, así no hayan acabado el colegio. “En la práctica, lo que ocurre es que chicos muy talentosos se ven obligados a perder dos o más años cursando el cuarto y quinto de media en algún colegio, recibiendo una educación mediocre, mientras que podrían estar ya mismo en una universidad, sobre todo en las facultades que forman investigadores y científicos, en San Marcos hay muchas, tales como matemática pura, física pura, estadística, cibernética, y ocurre lo propio en las áreas de letras”, puntualiza lleno de entusiasmo.

Aclara, empero, que no pretende imponer esta idea sino “romper esquemas” y generar un debate más amplio sobre el tema. “Me estoy metiendo en el terreno de los psicólogos, de los educadores, claro que ellos tienen la última palabra, al igual que el Ministerio de Educación, pero creo que es una idea estupenda. En Estados Unidos y Europa sucede desde hace tiempo, aquí debería hacerse con mayor razón, toda vez que en el colegio estamos últimos en matemáticas y letras”.

 

León Trahtemberg se preocupa por la madurez
“Saltarse un año es más que suficiente”

Al someter a la consideración del educador y miembro del Consejo Nacional de Educación, León Trahtemberg, la posibilidad de que los escolares muy talentosos estudien en la universidad, aún sin haber culminado el colegio, sostuvo que “primero deberían terminar secundaria dentro del colegio, el Ministerio de Educación debería permitir que un alumno debidamente evaluado pueda saltarse un año. Mas que eso no me parece necesario ni prudente”.

Trahtemberg sustentó esta posición al señalar que los menores talentosos “ante todo son niños, no entender esto y no tratar a estos jóvenes con el debido respeto y cuidado, equivale a mandarlos al sacrificio. Su ventaja intelectual después se convierte en su perdición”.

 

Puso como ejemplo el caso de gente genial en el deporte o la música como Diego Armando Maradona o Charly García, que por su incapacidad de manejar el éxito terminan sumidos en la miseria de las drogas. Por lo tanto, no basta con cultivar uno de los talentos. Hay que cultivar la personalidad en su conjunto.

Asimismo, puntualizó que aprobar un examen de ingreso no significa mucho. “Mucha gente muy entrenada para esos exámenes los llega a aprobar sin ser talentosos. Otros, con mucho recorrido, como podría ser yo mismo, que tengo 4 carreras universitarias a cuestas, somos incapaces de aprobar esos absurdos exámenes de ingreso memorísticos, mecánicos y dogmáticos”.

Añade que “las notas del colegio tampoco son un buen referente. Muchos alumnos brillantes se contentan con sacar 13 para que no los molesten con las aburridas clases o los tediosos exámenes y tareas. Por otro lado, imaginemos por un minuto a un joven de 13 años, al que le inflan el ego convirtiéndolo en alumno universitario, que tendrá como compañeros de carpeta a jóvenes de 20 años. ¿Cómo será su vida social? ¿Su vida sexual? ¿Cómo se manejará con las tentaciones del alcohol, las drogas, las amanecidas parranderas?”, inquirió.

Programas nuevos

Empero, el especialista sí se mostró a favor de crear programas nuevos para ellos. “Mi sugerencia es que se hagan programas extracurriculares de enriquecimiento intelectual para niños y jóvenes talentosos, que los podría ofrecer la universidad u otras instituciones especializadas para cultivar sus capacidades e intereses, pero sin quemar etapas. Que sigan siendo escolares, que sigan jugando con los niños de su edad, que descubran en el momento oportuno la atracción por el sexo opuesto, que hagan su crisis adolescente entre pares, que vivan una vida normal. No los conviertan en monstruos aislados, tímidos, acomplejados, temerosos, por haber cometido el pecado de nacer con capacidades especiales”, subrayó.