¿Por qué funcionan bien los colegios privados de excelencia y los colegios públicos como los de Fe y Alegría? Primero, porque tienen una axiología específica que los colegios estatales no tienen.
Segundo, porque seleccionan a un director capaz de ser un líder que encarne los valores institucionales, quien a su vez selecciona a los profesores para armar un equipo en función del proyecto educativo institucional.

Todos ellos se rigen por incentivos al buen desempeño y la opción del despido por mal desempeño. Tercero, porque cuentan con el soporte de la junta directiva y de los padres de familia.

Nada de eso lo permite la legislación existente para la escuela pública y el magisterio estatal, exceptuando algunas prerrogativas concedidas a colegios de convenio como los de Fe y Alegría, que precisamente gracias a ello logran destacar por su buen funcionamiento. De allí que todo aquello que limite la autonomía de la gestión escolar y la flexibilización de la carrera docente estatal impedirá el mejoramiento de la calidad de la escuela pública peruana.

Hay que entender que la reforma educativa de principios del siglo XXI es la reforma de la gestión escolar, más que de la pedagogía. Gestión significa usar óptimamente los escasos recursos; descentralizar el sector; fomentar la autonomía escolar para que el equipo docente liderado por el director y con apoyo de los padres puedan diseñar e implementar una propuesta educativa que pueda llevarse a buen fin; estimular a los profesores para capacitarse y mejorar, sabiendo además que si son ineptos serán retirados de la carrera docente; etc. Todas esas virtudes de la gestión moderna quedarán canceladas de implementarse plenamente los pedidos del Sutep al Ministerio de Educación y al Congreso, porque harán más rígida la ya obsoleta Ley del Magisterio y otras normas educacionales. Con ello lapidarían los intentos de revertir la deteriorada calidad de la educación peruana. Las razones para que el Sutep pida todo esto más que educativas son ideológicas, que emanan de la particular visión de mundo que tienen los militantes de Patria Roja que dirigen hegemónicamente el sindicato y la Derrama Magisterial.

Si hubiera que resumir en dos ideas centrales las demandas del Sutep tendríamos las siguientes:

1. Todo profesor titulado es bueno por definición. Si no se desempeña bien, es por culpa del Estado, que no lo remunera, capacita o incentiva adecuadamente. Por tanto, solo puede ser evaluado para subir en el escalafón docente, más nunca para ser sancionado por incapacidad pedagógica, así esté enseñando mal o perjudicando a los alumnos.

2. La educación privada es un mal instalado en nuestra sociedad, que contraviene al objetivo de la educación pública universal; si no puede ser eliminada, cuando menos debe ser severamente limitada, especialmente si genera lucro, el cual es percibido como sinónimo de explotación y mala calidad. Por ello en lugar de promover un sistema de acreditación de la calidad de instituciones educativas en general, sean públicas o privadas, el Sutep exige la revisión de la legislación específica que ampara a la educación privada.

Los militantes de Patria Roja en la dirigencia del Sutep tienen todo el derecho de sostener sus puntos de vista, pero el mismo derecho lo tenemos quienes creemos en el poder de la iniciativa privada y en la economía social de mercado. Y todos juntos tenemos la obligación de darle la oportunidad a la sociedad peruana a estar informada de las virtudes y limitaciones de las diversas posturas, para que opte por la que considere más beneficiosa, porque a final de cuentas, supongo que todos queremos lo mejor para el Perú.