A propósito de la imagen de los ángulos que se pueden visualizar en un piso pintado al abrir la puerta que me llegaron en un chat como curiosidad, me quedé pensando en la infinidad de conceptos de la matemática, física, química y biología que podemos trabajar con los alumnos solamente analizando objetos o fenómenos del salón de clases. Por ejemplo, en matemáticas, podemos observar ángulos al abrir o cerrar puertas, o al mover manecillas del reloj (cada hora 30 grados); sistema de coordenadas X,Y en tablero de ajedrez; figuras geométricas identificables en el diseño del aula, área de base, lateral y volumen del salón de clases; velocidad angular, frecuencia y período de la rotación del ventilador, patrones, escalas y lunas de aumento (lupas);  etc.

En física y química, exploramos por qué al mover una mesa debemos ejercer una fuerza lateral, mientras que si tiene ruedas es mucho menor (fricción y resistencia); por qué se oxidan los objetos metálicos (humedad del aire, oxidación) y cómo es que el cromado evita esa oxidación (electroquímica); o analizar un ventilador de hélices (de energía eléctrica a cinética, hélices y fuerza sobre el aire que genera movimiento, velocidad de aspas y fuerza del aire, efecto de diferencias de presión en el aire según el diseño de las aletas del ventilador, convección y radiación térmica, Bernoulli); o estudiar el proyector y las propiedades de la luz (ángulos de incidencia y reflexión, geometría de trayectorias; espejos (imágenes reales y virtuales); pedales y ruedas de bicicleta o perilla redonda para abrir la puerta (energía rotacional y lineal) o manivela en forma de L (palanca, torque); o analizar los efectos en la ventilación de ventanas que se abren con bisagras laterales o colocadas en la parte superior del marco rectangular; etc.

En lo que respecta a biología, si tenemos plantas en el salón de clases, podemos observar cómo su comportamiento varía dependiendo de su ubicación y cuidado. Por ejemplo, colocadas cerca de la ventana crecen de manera diferente o muestran cambios en su coloración en comparación con aquellas expuestas directamente a la luz solar. Además, regadas regularmente o no apreciar cómo responden a la disponibilidad de agua y nutrientes.
En cuanto a la presencia de hongos y podredumbre en rincones oscuros o áreas mal ventiladas y presencia de restos de alimentos. Ubicación de insectos en lugares donde hay restos de alimentos, migas, agua estancada o materia orgánica en descomposición.

En conclusión, la educación científica no está limitada por la falta de recursos materiales sofisticados, sino por la falta de creatividad y capacidad de los educadores para transformar el entorno escolar en un laboratorio de aprendizaje vivencial. Con profesores capacitados y motivados, cada aula puede convertirse en un espacio donde los estudiantes no solo adquieren conocimientos, sino que también desarrollan una curiosidad insaciable por comprender el mundo que les rodea.

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