¿CUANTO HEMOS AVANZADO EN EDUCACIÓN?

Mi primera participación en una CADE se remonta a 1991 con una ponencia sobre educación y mercado laboral que se llamó “Un drama en ocho actos”. Demostraba que el Perú había estado haciendo un excelente trabajo para educar a una nueva generación de gente anti-sistema, no sólo subversivos de Sendero Luminoso y MRTA sino también de otros futuros grupos radicales que ofrecieran a los peruanos soluciones mágicas para su pobreza. Los ocho dramas que mencioné entonces fueron los siguientes Primer Drama: “El joven que termina su escolaridad no sabe nada, ni sabe hacer nada. Es un perfecto impotente”. 16 años después seguimos con un ejército de egresados de colegios y universidades condenados al desempleo. Segundo Drama:. La metodología de trabajo autoritaria y dogmática de los profesores equivale al mensaje “ustedes son incapaces de hacer las cosas bien por sí mismos. El único que puede hacerlo es el maestro o el caudillo iluminado”. Seguimos igual. Tercer Drama: Los resultados de las evaluaciones de los alumnos muestran fracasos, con repitencias y deserciones que suman un millón al año. Pasaron 16 años y seguimos con colegios que no forman emprendedores ni ganadores sino acomplejados perdedores. Cuarto Drama: Denle al gerente general de Wong o Telefónica las siguientes consignas: “No puedes contratar, no puedes despedir, no puedes recaudar recursos ni gastarlos y tampoco puedes modificar los planes de trabajo hechos por el ministerio. Ahora convierte a tu empresa en exitosa”. Esa empresa no dura 24 horas en el mercado. 16 años después, tenemos 50,000 colegios públicos que funcionan así, sin prerrogativas para la gestión autónoma. Quinto Drama: “¿Quién le va a dar trabajo a 75,000 estudiantes en educación superior en Contabilidad y otros tantos de derecho y administración que son candidatos al desempleo?” 16 años después seguimos engrosando el ejército de frustrados profesionales desempleados. Sexto Drama: “1er grado de primaria ya es tarde”. ¿Cómo pueden correr juntos un atleta en la plenitud de sus capacidades con otro que tiene una pierna amputada? Así es la competencia entre un niño de clase media y alta frente a un niño pobre sin adecuada nutrición, salud y estimulación temprana. 16 años después la educación de calidad sigue siendo solo una opción para una elite. Sétimo Drama: Al preguntarle a un joven por qué no quiere ser científico, responde: “no quiero morirme de hambre”. Otro joven con vocación de abogado postula a Economía. ¿Porqué? Contesta: “porque no estoy dispuesto a estudiar una profesión que me va a obligar a corromperme y ser corruptor de otros”. 16 años después esos siguen siendo los criterios vocacionales de nuestra juventud. Se percibe que dedicarse a la ciencia o a profesiones vinculadas a la justicia son tareas para los ingenuos ilusos o los futuros corruptores o corruptos. Octavo Acto del Drama: “La educación ha sido tradicionalmente uno de los pocos ideales que siempre tenían los pobres para salir de su pobreza”.16 años después, la educación ha perdido su capacidad de ser la escalera de la movilidad social. La escuela pública dejó de ser una esperanza para convertirse en una condena. En conclusión: con una educación moribunda no llegaremos a ninguna parte. Estamos presenciando un suicidio social con el agravante que en 16 años nos hemos consolidado como los coleros de la educación mundial. Si no tomamos estas cosas en serio, no van a cambiar.