Un estudio comparativo entre alumnos de clases pequeñas y clases grandes realizado por Marit Boyesen y Edvin Bru del Stavanger College de Noruega, demuestra concluyentemente que hay ventajas en clases pequeñas frente a las grandes. (School Psychology International 1999, Vol 20 (4))
Los investigadores estudiaron en 1994 una muestra de 1071 alumnos de 14 años del 8vo grado de 55 clases de 24 colegios secundarios escogidas al azar en 24 municipalidades de Noruega.
Las clases pequeñas tuvieron en promedio 15 alumnos y las clases grandes 29 alumnos (casi el doble).
El antecedente fue un estudio realizado por Anderson y Walberg en 1972 y una síntesis de Pugh en 1965 donde encontraron que las clases pequeñas (con 15 alumnos en promedio) eran percibidas por los alumnos como más íntimas, informales, con relaciones más cercanas entre alumnos y entre alumnos y profesores, mayor preocupación individual de los profesores por cada uno de los alumnos y su desarrollo personal, más contacto de los profesores con los padres y más oportunidades para el desarrollo social de los alumnos. Sin embargo, las ventajas sociales de las clases pequeñas con ambientes más cálidos dependen de que se cuente con profesores capacitados, porque se encontraron algunos casos en los que los alumnos sentían que las clases pequeñas eran emocionalmente más difíciles porque en ellas se intensifican las expresiones de amor y odio por el contacto más frecuente entre alumnos.
El estudio de Olsen en 1971 mostró que alumnos en clases pequeñas rinden significativamente más que los alumnos en clases grandes.
Un estudio del Departamento de Psiquiatría de Illinois de 1974 muestra que el comportamiento de los alumnos puede ser significativamente mejorado en clases pequeñas.
Resumiendo, las clases pequeñas proveen un mejor ambiente para la salud mental, desarrollar habilidades para resolver problemas y condiciones para el desarrollo personal de los alumnos, aún si en la comparación de rendimientos el tamaño de la clase influye menos.
En el estudio realizado por Boyesen y Bru en Noruega encontraron que el clases más pequeñas (con un promedio de 15 alumnos por salón) los alumnos se pelean menos, hay menos conductas agresivas, y desarrollan actitudes más positivas en sus relaciones humanas con otros alumnos y con los profesores. Los profesores tienen la oportunidad de manejar mejor la clase y la disciplina, con una atmósfera de más calidez, empatía y respeto mutuo. Sin embargo, no encon-traron diferencias concluyentes en cuanto a la existencia de más o menos problemas emocionales en los alumnos ni hostigamientos a los más débiles. Eso depende mucho más de la capacidad de manejo de los profesores.

REFLEXION

Los hallazgos anteriores coinciden con los del Instituto Szold de Investigación Educacional en Israel que publicó en 1995 un informe titulado “Aprendizaje, enseñanza, educación y tamaño de la clase”, con los resultados de la revisión de decenas de investigaciones sobre el tamaño de las aulas de clases en primaria realizadas en diversos países del mundo. Encontraron que el tamaño de la clase influye en el mejoramiento del aprendizaje, interactuando junto con otros factores como la edad de los alumnos, la asignatura, y los métodos de enseñanza. En el estudio se encontró que los logros de los alumnos mejoran cuando la secciones tienen menos de 20 alumnos y se hacen mas notorios aún si tienen menos de 15 alumnos, especialmente en los grados de pre escolar hasta 3er. grado de primaria. Este efecto se va reduciendo al aumentar la edad de los alumnos.
El mayor efecto se obtiene en alumnos débiles o procedentes de hogares con desventajas económicas, especialmente en las asignaturas de Matemáticas y Lenguaje.
Además de mejorar el aprendizaje, en las clases pequeñas mejora la conducta y motivación de los alumnos que se vuelven menos inhibidos y frustrados, porque hay un mejor clima de clase. Por parte de los profesores se observa que aumenta su satisfacción profesional; tienen más su motivación para la enseñanza individualizada; las tareas que dejan son revisadas más cuidadosamente, de modo que se atienden mejor las necesidades individuales de los alumnos.
Para salones con más de 30 alumnos la reducción a 30 no influye en absoluto en mejorar el rendimiento, porque ante esa reducción los profesores siguen enseñando como si tuvieran 40 o 50 alumnos. La investigación también demuestra que profesores habituados a trabajar en clases grandes no saben aprovechar las oportunidades que se presentan cuando están frente a clases pequeñas, por lo que no ofrece ventajas tener clases pequeñas si el profesor no esta preparado para manejarlas.