La oferta de convertir la escuela en el gran igualador de oportunidades para el ascenso socioeconómico parece agotada. Más y más evidencias ilustran que asistir a una escuela pobre produce en los alumnos una formación notoriamente inferior de aquella que reciben quienes asisten a escuelas más solventes. ¿Es posible realmente revertir eso y cerrar las brechas, como parece lograrse en los países europeos y asiáticos? Sobre las posibilidades para cerrar estas brechas educativas conversamos con el experto León Trahtemberg, en la entrevista didáctica que nos ofrece cada mes.

T de M: En varias oportunidades Ud. ha insistido en que el sistema educativo peruano llega muy tarde a su cometido. Es decir, que a los 5 años en que inicia la atención masiva de niños ya están marcadas las diferencias que muchas veces son irrecuperables y eso condena a los pobres a la pobreza perpetua. ¿Puede explicar eso?

Se lo explicaré con una historia. En 1817 nació en Maryland el esclavo negro Frederick Douglas, quien luego sería consejero de Abraham Lincoln y gran libertador de su raza. Siendo niño la bondadosa esposa de su amo blanco le enseñó las primeras nociones del alfabeto, cosa que mortificaba a su esposo que siempre le decía que si enseñaba a leer al niño negro lo incapacitaría para seguir siendo esclavo. Desde ese momento, cuenta Frederick Douglas, él dedicó todas sus energías a aprender a leer para dejar de ser siervo y llegar a ser un hombre libre. A juzgar por nuestra realidad, en el Perú también formamos niños para que sean esclavos de los mejor educados, en otras palabras, para ser los dependientes de los mejor educados que tendrán todas las opciones de convertirse en los “amos” del Perú. Tal como esta concebida, la escuela peruana no modificará esa estructura de clases.

T de M: Eso suena muy dramático, ¿no le parece?

Efectivamente, es dramático. Déjeme darle algunas cifras. En la página web del Ministerio de Educación ud. puede encontrar cifras que muestran que en el Perú solo 20% de los niños que ingresan a 1ero de primaria egresan del 5to de secundaria al cabo de 11 años. ¿Quiénes son los que egresaron sin problemas? Los alumnos de los colegios privados más serios y en algunos casos alumnos de la escuela pública que son muy esforzados y cuentan con apoyo familiar. ¿Quiénes son los que se quedan en el camino? Los alumnos de los sectores más pobres del país, tanto urbanos como especialmente marginales y rurales. Si prolongamos el análisis hacia el nivel universitario y el mercado laboral, les quedará muy claro quiénes serán los propietarios, ejecutivos y altos funcionarios, y quiénes ocuparán los lugares menos favorecidos de la jerarquía laboral.

T de M: Me imagino que hay muchas razones para esto pero quizá podría precisar las más decisivas?.

Yo sostengo que la escuela pública peruana se equivoca al tratar a los niños pobres como si fueran de clase media en sus expectativas sobre la estimulación temprana con la que llegan los niños a la escuela, en su desarrollo neurológico y motriz, en su alimentación, recreación, descanso con las horas de sueño reparador, etc. Así mismo percibe a los padres erradamente en su capacidad de tener tiempo libre para ayudar a sus hijos a estudiar y hacer tareas, asistir a entrevistas a cualquier hora y participar de reuniones de padres, etc. Este desencuentro entre expectativas y realidades es pagado por el niño que es exigido por encima de sus capacidades. Naturalmente, eso lo conduce al fracaso.

T de M: Esto debe ser muy complicado de encarar, porque de alguna manera lo que está sugiriendo es que haya distintos currículos para distintos alumnos dependiendo de sus niveles socioeconómicos.

Sin embargo, si se trabaja con un refuerzo adecuado en las edades de 0 a 4 años, gran parte de esa brecha podría cerrarse para dar mejores oportunidades a los pobres. Tomemos por ejemplo el repertorio lingüístico que poseen los niños al llegar a la escuela. Los hijos de padres que accedieron a la educación superior y postgrados tienen una enorme ventaja sobre los hijos de padres de niveles educativos medios y a su vez todos ellos respecto a los hijos de obreros y de migrantes provincianos poco escolarizados que muchas veces ni dominan el castellano.
Investigadores como los famosos Hart y Risley ya en 1981 publicaron una obra contundente que se llamó “Meaningful Differences”. Ellos grabaron por 15 minutos mensualmente y durante tres años los diálogos entre padres e hijos en hogares de los tres niveles socioeconómicos principales, cuyos padres de familia eran ejecutivos, empleados medios y obreros pobres respectivamente. Descubrieron que los hijos de los primeros dominaban 1,100 palabras diferentes, los de los empleados medios dominaban 750 palabras y los hijos de obreros pobres o niños alojados en guarderías apenas dominaban 500 palabras. Al grabar las palabras diferentes usadas por los padres de hijos de 12 a 36 meses encontraron que los primeros usaban 2,500 palabras, los segundos 1,300 y los hijos de obreros pobres apenas 600 palabras.
Sabiendo que todos los aprendizajes escolares se fundamentan en el dominio del lenguaje el que a su vez se basa en la amplitud del repertorio lingüístico que domina un niño, la conclusión es obvia. Rellenemos el repertorio lingüístico de los niños antes de llegar a la escuela y estaremos desactivando uno de los principales factores del fracaso.

T de M: ¿Tanta influencia tiene el lenguaje y el vocabulario en el éxito escolar? Esto descalifica entonces a los niños quechuas o aquellos que con dificultad hablan el Castellano.

Lo más dramático del asunto es que el éxito de los niños no depende de cuanto se esfuercen. Los niños pobres que son hijos de padres que tuvieron poca educación fracasan porque no están en capacidad de entender el lenguaje de sus profesores, ni el de las consignas o textos escritos. Simplemente tienen que entender palabras que nunca escucharon o usaron, y que les suenan como si les hablaran en chino. La ciencia pedagógica enseña que si un niño de hogar acomodado conoce el 95% de las palabras que usa su profesor o que aparecen en un cuento, aprenderá por deducción el 5% restante ampliando así el conocimiento de vocabulario. En cambio el niño de un hogar culturalmente carenciado sufre una triple pérdida frente al anterior. Por un lado, porque no conoce el 95% necesario para entender el texto. Segundo, porque ese desconocimiento le impide aprender el 5% restante. Tercero, porque al no entender pierde la autoconfianza, interés y motivación para aprender.
Así si un niño no logra subrayar ciertas palabras, ubicar su nariz o rodilla, aparear ciertos números, etc. no es porque sea incapaz de hacerlo sino por su dificultad de entender las consignas.

T de M: ¿Qué hacer desde el punto de vista práctico?

Debemos abordar directamente las carencias linguísticas de los niños de 0 a 4 años mediante la reformulación de los quehaceres y ampliación de cobertura de los wawa wasis y los centros de estimulación inicial, diseño de programas radiales y televisivos especialmente dirigidos a este objetivo, bibliotecas infantiles que den acceso a libros, etc. Así mismo el uso de enfoques interactivos que se centren en elevar la autoestima de los niños, reducir el tamaño de las clases de las aulas de 5 y 6 años, etc.