Si algo ha caracterizado la cobertura periodística de importantes agencias internacionales de prensa escrita, radio y televisión, ha sido el notorio sesgo anti-israelí que han tenido las informaciones sobre el conflicto entre los palestinos y los países árabes con Israel. Parecería ser fruto de una combinación en distintas dosis de premeditación, ignorancia, simpatía política y temor a perder fuentes árabes de financiamiento y de información privilegiada de las que viven dichas agencias. De lo contrario, no se explica cómo el mismo mundo que condenó a los suicidas árabes y sus inspiradores por volar las Torres Gemelas de Nueva York como actos de protesta contra el imperialismo y hedonismo norteamericano en los países árabes, justifique los asesinatos de judíos que cometen los suicidas palestinos en restaurantes, centros comerciales, hoteles, ómnibus y discotecas en Israel, aduciendo que son fruto de la desesperación popular. Si la desesperación popular justifica el terrorismo, entonces resulta difícil condenar el terrorismo de Sendero Luminoso, las FARC, Al Qaeda, y tantos otros que pudieran surgir. Si mañana un asesino suicida hace volar el Big Ben o la Torre Eiffel en venganza de la política colonialista británica o francesa, ¿bajo qué argumento podría decirse que eso no es legítimo?
El caso de la cobertura que hacen muchos medios respecto a las resoluciones de la ONU es similarmente sesgado. Para empezar la ONU aprobó la resolución 181 de 1947 creando el Estado Judío y el Estado Palestino que ningún país árabe quiso aceptar. Recién en 1978 la aceptó Egipto, con 30 años de retraso. En 1994 la aceptó Jordania, con 46 años de retraso y en 2002 Arabia Saudita hizo una tímida propuesta de posibilidad de reconocimiento, con 54 años de retaso. Mientras, la gran mayoría de los países árabes no reconocen al Estado de Israel e inclusive algunos como Irak, Libia y la islámica Irán proclaman la “guerra santa” para destruir la “entidad sionista”.
¿Qué pasa con las resoluciones principales del conflicto palestino-israelí?. La resolución 242 del Consejo de Seguridad de la ONU de 1967 establece “la retirada de las Fuerzas Armadas israelíes de los territorios ocupados durante el conflicto (“Guerra de los 6 días”) y el cese de todas las afirmaciones de beligerancia, el respeto y reconocimiento de la soberanía, de la integridad territorial y de la independencia de cada Estado de la región, y de su derecho a vivir en paz en el interior de fronteras seguras y reconocidas, al abrigo de amenazas o de actos de fuerza”.
Esta resolución que popularmente se ha denominado “territorios por paz” establece claramente una simultaneidad entre la devolución de territorios y el reconocimiento de Israel. Sin embargo en la conferencia de Kartum de ese año los países árabes rechazaron colectivamente el reconocimiento de Israel. ¿A quién le iba a entregar Israel los territorios si no tenía un interlocutor con quien negociar? ¿Se lo iba a entregar a Egipto o Jordania, que ilegalmente ocuparon Gaza y la Margen Occidental entre los años 1948 y 1967, sin haber creado el Estado Palestino que la Resolución 181 de la ONU estableció en 1947?. Solo después que en la “Guerra de los 6 días” (1967) Israel ocupó dichos territorios, empezó el mundo árabe a exigirle que devuelva esos territorios para crear el Estado Palestino que los mismos árabes no quisieron crear.
Pero vayamos más cerca aún. La tan mencionada resolución 1402 del Consejo de Seguridad aprobada el 30 de marzo 2002 con apoyo de EE.UU. Dicha resolución establece que israelíes y palestinos deben procurar inmediatamente un significativo cese del fuego, llamando además a las tropas israelíes a retirarse de las ciudades palestinas. Pide a ambas partes colaborar plenamente con la administración Bush y sus esfuerzos mediadores en el Medio Oriente. El presidente noruego del Consejo de Seguridad Ole Peter Kolby anunció antes del voto que el documento no indicaba ninguna secuencia de eventos, es decir, deberían ser simultáneos. Es de conocimiento público que Arafat y los palestinos no han cumplido con su parte del cese de fuego, por lo que según el espíritu y la letra de la resolución Israel no está obligada implementar su parte. Sin embargo ¿Cómo cubren los medios sesgados las resoluciones de la ONU? Informando únicamente que Israel no cumple con retirarse de los teritorios palestinos. La parte palestina del compromiso está totalmente ausente. De ese modo, los lectores y televidentes de todo el mundo son inducidos a pensar que Israel no cumple, Israel es el “malo de la película”, causante de todos los males de la región. Ni qué hablar de las fotografías anti israelíes que se escogen para explicar el drama.
Si los medios y periodistas quisieran realmente ser profesionales y equitativos, deberían cubrir o comentar el conflicto de una manera más balanceada, haciendo conocer con la mayor claridad todas sus aristas, y censurando todas aquellas argumentaciones que justifiquen el terrorismo como una legítima arma de lucha política porque tarde o temprano les rebotará en su propio país.