Es evidente que los procesos electorales en dos vueltas culminados el 9 de abril y 28 de mayo han dejado un país dividido en dos sectores opuestos que siguen en franca confrontación. En este escenario nadie parece prestarle atención al significado que tiene la polarización del país en la formación ética y ciudadana de los niños y jóvenes peruanos. Sobre estos asuntos conversamos con el educador León Trahtemberg, Director del colegio “León Pinelo”, en la entrevista mensual que le concede a “Tiempos del Mundo”.

T de M: ¿Cómo observa Ud. la coyuntura política, que sirve de escenario para sus propuestas en materia educativa?

Mi hipótesis es que se ha sobrevalorado las capacidades de acción de la OEA y la comunidad internacional en cuanto a la revisión del proceso electoral y sus resultados, y que no habrá ninguna acción importante que desconozca el gobierno del presidente Fujimori. En cambio, EE.UU. y algunos otros países europeos interesados en el fortalecimiento universal de la democracia y el respeto a los Derechos Humanos, presionarán un poco con las herramientas económicas y políticas a su alcance con la finalidad de que el gobierno peruano adopte una buena conducta democrática a futuro.

Mientras, Toledo intentará agudizar la confrontación y Fujimori tratará de minimizarla. Creo que la clave del éxito de la gestión internacional estará en su capacidad de persuadir al presidente Fujimori de que puede convertirse en un constructor de la democracia peruana, así como anteriormente lo persuadieron de los beneficios de luchar contra el narcotráfico, lo que evidentemente le ha hecho ganar muchos puntos en el frente externo.

T de M: En esa linea de pensamiento ¿tiene un impacto positivo el anuncio del presidente Fujimori de que intentará consolidar la democracia peruana?

Con su habitual olfato político el presidente Fujimori se adelantó a la reunión de cancilleres de la OEA ofreciendo una democratización e institucionalización que es lo que la OEA iba a pedirle. De este modo, logró pasar del rol de acusado, por antidemocrático, al de convocador de iniciativas para democratizar el país. Esto avala mi planteamiento anterior en el sentido que Fujimori puede hacer de la democratización su reto. En este contexto tiene varias cartas que pueden catapultar rápidamente su prestigio. Por ejemplo, encontrarle una salida a los reclamos de Baruch Ivcher y Genaro Delgado Parker, desactivar aquellos juicios o acciones de la Sunat que sean sospechas de tener motivaciones políticas, conformar alianzas políticas formales con diversos grupos de congresistas para que no hayan sospechas de presiones irregulares, etc. Todo esto, junto con la descentralización, le pueden hacer ganar puntos en este quinquenio, relajaría las tensiones y rebajaría las enormes expectativas respecto a sus promesas electorales de generación de empleo que parecen difíciles de cumplir.

T de M: No se podría hablar de democratizar el país sin hablar de una educación para la democracia. ¿Cuáles serían los ejes para la acción en este terreno?

Efectivamente nadie nace siendo demócrata. La democracia hay que enseñarla. Junto con eso hay que recuperar el ideal democrático resolviendo precisamente los conflictos que se suscitan en la vida pública que cuestionan la democracia. No ayuda en nada a este propósito que los niños y jóvenes peruanos se vean como parte de un país dividido y polarizado en el cual abundan los conflictos y escasean las conciliaciones y comunicaciones francas que integren las diferencias. La democracia debe ser vivida como una empresa colectiva que se afirma en valores como el respeto a la razón, las ideas y los sentimientos de todas las personas.

T de M: ¿Qué rol pueden jugar los medios de comunicación?

Uno muy importante. Los niños o jóvenes que quieren informarse de lo que pasa en el país leyendo un diario o escuchando una estación de radio o televisión, dependiendo de lo que consulten, encontrarán que viven en uno de dos países. Hay un Perú que reconoce la legitimidad del gobierno reelegido de Alberto Fujimori y otro Perú que ve en Alejandro Toledo el líder que insurge dentro y fuera del país contra lo que califica una reelección fraudulenta e ilegítima.

A diferencia de lo que han hecho hasta ahora, los medios de comunicación deberían colaborar en integrar ambas versiones del mismo Perú, invitando voceros políticos y apelando a conductores de programas que sean más conciliadores, capaces de acoger los diversos puntos de vista en debate. De lo contrario, dependiendo del medio que consulten, los niños y jóvenes se adherirán a una u otra versión de este fracturado país. Eso solo perpetuará la polarización y el conflicto.

T de M: ¿Qué rol puede cumplir la escuela, o más precisamente los profesores en su trabajo con los alumnos?

Los profesores deberían ser los integradores naturales de estas visiones dicotómicas. Para eso deben evitar actuar como si fueran políticos apasionados. Deben evitar manipular o adoctrinar a sus alumnos. Eso significa que no pueden tomar partido por uno u otro lado en situaciones polémicas, porque los alumnos tenderán a imitarlos, lo que resulta alienante. Por eso inclusive los profesores no deberían revelar por quién simpatizan o han votado, porque eso equivale a buscar adhesiones. Lo que deben hacer es dar información, clarificando los argumentos de las diversas posiciones en juego. Hay que evitar los prejuicios, las burlas o las exaltaciones fanáticas hacia uno u otro lado. No tenemos porqué esperar que los alumnos tomen alguna de las posiciones y en todo caso si lo hacen, que sea la auténticamente suya.

T de M: ¿No implicaría eso quedarse solamente en el tema electoral? ¿Cómo construir democracia a partir de eso?

De acuerdo. Todo tema de actualidad que se trate en los colegios, además de informar y clarificar ideas y sentimientos de los alumnos con la mayor objetividad argumental posible, debe culminarse con una conversación sobre valores que trascienda al episodio específico. En ese sentido analizar las implicancias del conflicto postelectoral en el Perú debe poner en juego similares consideraciones que hablar del desafuero parlamentario de Pinochet, el derrocamiento del ex presidente ecuatoriano Mahuad, las acusaciones de violaciones de Derechos Humanos en Serbia o los problemas que causan la contaminación ambiental. Los alumnos deben aprender a salirse de lo concreto para entender o aspirar a ciertos valores como la paz, la reconciliación, los acuerdos y consensos, la comunicación, el respeto a los derechos humanos y cívicos, etc. Solo así podrán visualizar un escenario democrático futuro para el Perú y luchar para lograrlo.

T de M: Ud. escribió recientemente en Expreso que en esta campaña hubo marcadas expresiones de racismo ¿Acaso decirle chino o cholo a un candidato es una expresión de racismo?

El problema no está en el uso de los sobrenombres “chino” o “cholo” que es una práctica muy común en el deporte, el espectáculo y la política, que se utiliza para identificar a los personajes a partir de algún rasgo físico particular. El problema viene cuando se quiere desconocer la peruanidad de Alberto Fujimori por tener ancestros japoneses lo cual se evidencia por sus rasgos físicos. Cuando se dice que los “cholos” si son peruanos y el “chino” no lo es, se avasalla la Constitución que no diferencia a los peruanos por ser hijos de determinados grupos nacionales. Con esas expresiones se ingresa a consideraciones de superioridad o inferioridad por razones raciales que a estas alturas de la civilización no tienen ningún sentido democrático. En momentos de tensión, expresiones como esas pueden desencadenar la violencia contra algún grupo étnico, religioso o racial.